Las informaciones sobre los 32 viajes a Canarias del ex senador y hoy presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago ha puesto de nuevo en el ojo crítico los supuestos privilegios de sus señorías, y convertido en noticia algo de sobra conocido en los círculos parlamentarios. De un lado, la opacidad de los órganos rectores de Congreso y Senado; y de otro, la ausencia de un registro o de un control sobre los viajes que han de realizar los parlamentarios en el ejercicio de su función constitucional.
Tan es el descontrol que rige este sistema que la polémica no han conseguido siquiera dejar claro cuál es el órgano parlamentario responsable de velar por el buen funcionamiento del sistema que rige los desplazamientos de los diputados, si es que lo hay. "Yo entiendo que la cámara conoce los viajes", señaló el portavoz parlamentario del PP, Alfonso Alonso, preguntado por quién controla.
Un señalamiento ante el que el presidente Jesús Posada rebotó la patata caliente al dejar claro que "los grupos son más idóneos para controlar la actividad de sus diputados que la presidencia del Congreso que no puede controlar la labor política de los diputados". Y añadió con contundencia: "No pienso ejercer de controlador de la labor de los diputados y no quiero que eso ocurra".
Fue nuevamente Alonso quien puso en evidencia que no existe ningún órgano en las Cortes que controle estos viajes porque la dirección de cada grupo delega en cada uno de sus miembros: "Nosotros no seguimos los viajes, eso va a través de la agencia de viajes y del acuerdo que tiene la cámara. No va a través de los grupos parlamentarios. Yo tengo que confiar en la responsabilidad de los diputados. Esto no es el colegio".
Visiblemente molesto, no dudaba en dejar la puerta abierta a cambiar una fórmula cuyas carencias han quedado al descubierto: "Si la Cámara quiere alguna colaboración por parte de los grupos nosotros estamos abiertos", señalaba dejando la iniciativa a instancias de la Mesa y no de los grupos como ha planteado el presidente del Congreso, Jesús Posada.
Una de las carencias sujetas a posible reforma, y un punto desconocido hasta ahora: que el Congreso de los Diputados costea también los viajes de los parlamentarios a actos de partido. "Siempre ha funcionado de esta manera", justificó, "Es muy difícil desvincular a un diputado de su posición política o de su partido. Pero tienen que entenderlo...".
Desde la presidencia Jesús Posada, lo defendió aún más: "desde luego que sí. Una de las labores de un diputado es asistir a los actos de partido e intervenir en los actos de partido. Ahí está actuando políticamente y eso es razonable porque "aqui no se trata de que actúe como parlamentario sino políticamente".