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Del Olmo y Bermúdez. Así se fabricó la verdad judicial

Sólo tres condenados. Un solo autor material. Ni rastro de autores intelectuales. Esa es la verdad judicial del 11-M.

Hay una pregunta que resulta fundamental para ver en qué han quedado las investigaciones judiciales y policiales que con tanta frecuencia se invocan para decir que "el 11-M es ya cosa juzgada". La pregunta es: ¿a cuánta gente se ha condenado por el 11-M?

Repasemos la historia:

A lo largo de la instrucción del sumario, se detuvo a un total de 116 personas por su presunta relación con los hechos. Todas, o prácticamente todas, las detenciones se produjeron mientras la Comisión 11-M estuvo abierta en el Congreso: cada pocos días se detenía a algún grupo de magrebíes y el entonces ministro de Interior, Alonso, salía a dar explicaciones a los medios sobre esa "trama islamista" cuyos tentáculos parecían crecer y ramificarse de semana en semana. Esa catarata de detenciones y esas comparecencias del ministro Alonso se terminaron, como por arte de magia, en julio de 2005, cuando la Comisión 11-M echó el cierre sin haber aclarado a los españoles nada de nada.

De esos 116 detenidos, sólo 29 personas (9 de ellas españolas) llegaron a juicio. Los demás, un total de 87 personas, fueron exonerados de cualquier tipo de cargo. Es decir, durante la instrucción del sumario se detuvo a 87 personas no relacionadas con la trama del 11-M. Por regla general, a esos detenidos se los ponía en la calle a los pocos días o semanas de su detención. Eso sí, sin rueda de prensa del ministro Alonso en la que se ofreciera ningún tipo de explicación.

De los 29 imputados que llegaron a juicio, sólo 28 lo terminaron, ya que tanto la Fiscalía como todas las acusaciones retiraron durante el juicio en la Audiencia Nacional todos los cargos contra uno de los hermanos Moussaten, que quedó inmediatamente en libertad.

De los 28 imputados que llegaron al final del juicio, 7 fueron absueltos por la Audiencia Nacional, con lo que sólo hubo 21 condenados en primera instancia. Cinco de esos 21 condenados fueron inmediatamente puestos en libertad al acabar el juicio en la AN, al haber cumplido ya la pena de prisión impuesta por el tribunal.

Tras la revisión de la sentencia por parte del Tribunal Supremo, las 21 condenas quedaron reducidas a 18. Así pues, solo quedaron 18 condenados en segunda instancia, cuatro de ellos españoles.

¿Y cuántos de ellos fueron condenados por el 11-M? Pues hay exactamente 3 condenados por el 11-M: Emilio Suárez Trashorras, Jamal Zougham y Otman El Gnaoui. Todos los demás condenados, un total de 15, lo han sido por diversos delitos (p.ej. falsificación, tráfico de explosivos, ...), pero no por los hechos del 11-M. Y buena prueba de ello es que sólo esos tres mencionados fueron condenados a indemnizar a las víctimas de la masacre. Los restantes 15 condenados no tuvieron que pagar un euro a las víctimas, porque no se los condenó por el atentado.

Y de esos tres condenados por el 11-M, solo hay 1 condenado por colocar una bomba: Jamal Zougham. A los otros dos se los condenó por participar en el suministro de explosivos, pero no por la colocación de las bombas.

Así pues, el demoledor resumen es que, después de 10 años de investigaciones en torno al mayor atentado terrorista de nuestra historia, en el que se colocaron 12 bombas que asesinaron a 193 personas... la versión oficial solo identifica a un único colocador de las bombas de los trenes, y solo se ha condenado a tres personas: un español confidente policial, y dos marroquíes, ninguno de los cuales es islamista.

Los testigos falsos

Jamal Zougam es el único condenado como supuesto autor material de la masacre de Madrid, el único condenado por colocar una bomba en los trenes. No hay ninguna prueba física que vincule a Zougam con la masacre: ni huellas dactilares en ningún escenario del crimen, ni rastros de ADN, ni llamadas cruzadas con ninguno de los demás procesados. De hecho, El Mundo y Libertad Digital demostraron que la noche anterior al atentado, cuando nos dicen que los terroristas estaban montando las bombas, Jamal Zougam estuvo tranquilamente haciendo gimnasia, como era su costumbre, hasta las 12 de la noche, en un gimnasio de la Plaza Elíptica de Madrid. Este dato lo conocía la Policía (puesto que se incautó de los datos informáticos sobre entradas y salidas del gimnasio), pero no se incorporó al sumario del 11-M, ni se le comunicó al juez Del Olmo.

Asimismo, después del atentado, Jamal Zougam continuó trabajando tranquilamente en su tienda, sin intentar huir ni esconderse, lo que tampoco cuadra con su supuesta participación en la masacre. En lo único en que se ha basado la condena a más de 40.000 años de cárcel de Zougam en el testimonio de dos amigas rumanas que dicen que le vieron en uno de los trenes atacados.

Pero hay indicios abrumadores de que esos testimonios no son veraces:

  1. A Zougam lo reconocieron más de media docena de testigos en los trenes, portando supuestamente una mochila bomba. Ninguno de los testigos declaró haberlo visto "colocar" ninguna bomba. Simplemente "reconocieron" ante la Policía a Zougam como alguien que portaba una mochila en los trenes.
  2. Esos testimonios eran contradictorios entre sí e incoherentes, porque si todos los testigos que "reconocieron" a Zougam estuvieran en lo cierto, el marroquí tendría que haber estado en al menos tres trenes simultáneamente, lo cual es imposible. Por ello, el juez instructor y el tribunal terminaron descartando todos los testimonios, salvo dos: los de dos amigas rumanas.
  3. En realidad, esos testimonios de las dos amigas rumanas también eran contradictorios e incoherentes entre sí. Y, de hecho, las dos amigas fueron cambiando de versión a lo largo del proceso. Pero se dio por bueno el testimonio.
  4. Una de esas dos amigas (testigo C-65) "reconoció" a Zougam tres semanas después de la masacre, cuando ya la foto de Zougam se había publicado en todas partes, y no habló para nada en sus primeras declaraciones (ante la Policía y el juez) de que fuera acompañada por otra amiga.
  5. Esa otra amiga (testigo J-70) es una mujer a la que por dos veces le denegaron los técnicos del Ministerio de Interior la condición de víctima, llegando a poner en cuestión, incluso, que viajara en los trenes. Sin embargo, quince días después de la segunda denegación, y cuando ya había pasado más de un año de los atentados, dice que se acuerda de haber visto a Zougam, tras lo cual se le reconoce la condición de víctima, se le otorga la nacionalidad y se le da una indemnización de casi 50.000 euros.
  6. El marido de la primera testigo (C-65) también dijo que viajaba en los trenes, pero en un tren diferente que su mujer, y se le reconoció la condición de víctima.
  7. El hermano de C-65 también dijo que viajaba en los trenes, junto al marido de C-65, pero a él no se le reconoció la condición de víctima, debido a lo inverosímil de su relato.
  8. Otra hermana y un primo de C-65 también intentaron hacerse pasar por víctimas del 11-M, pero en ese caso no solo no se les reconoció que iban en los trenes, sino que el propio juez Juan Del Olmo pidió que se dedujera testimonio contra ellos por simulación de delito.

En la actualidad, las dos amigas rumanas se encuentran imputadas por falso testimonio, tras la querella que el propio Jamal Zougam planteó contra ellas.

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