El último movimiento de ETA y el papel de los denominados verificadores centró la actualidad en los últimos días. Sin ir más lejos, fue el primer asunto que sacó a colación María Dolores de Cospedal en su rueda de prensa del lunes. Pero el presidente optó por no dedicar ni un minuto a su estrategia frente a la banda terrorista.
Fue el gran asunto de Estado sobre el que no hizo ninguna referencia. Cero. Mientras desde el Ministerio del Interior, apoyado por el Partido Popular, se insiste en que nada ha cambiado en la lucha contra ETA, Mariano Rajoy rehusó fijar postura y ahuyentar fantasmas.
Un silencio que afectó a la habitual mención a las víctimas. Pese al distanciamiento con este colectivo, el jefe del Ejecutivo no hizo mención alguna. Sus únicas palabras de recuerdo fue para el soldado español fallecido, percha que utilizó para hacer una encendida defensa del Ejército.
Fuentes del Ejecutivo sostienen, no obstante, que a lo largo del debate con el resto de grupos el presidente del Gobierno se referirá al terrorismo.
Por su parte, el líder del principal grupo de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, tampoco hizo mención alguna al terrorismo o a los verificadores pese a la actualidad de la noticia.