El de Ana Botella en el Club Siglo XXI no fue un discurso más. Quiso poner a ese partido al que pertenece desde su nacimiento ante el espejo de sus bases, para advertir sin medias tintas de que existen "dudas" que hay que "disipar". Sin estridencias, pero con un gran trasfondo político La alcaldesa invitó a recordar "ideas compartidas con millones de españoles, ideas fácilmente reconocibles por los votantes del Partido Popular y, por supuesto del partido mismo, pero quizá ahora no gozan de la vigencia social que se merecen".
Fue una intervención muy calculada. Sin palabras altisonantes, Botella alertó a a los suyos -al propio Mariano Rajoy, ausente en la conferencia- de que algo no se está haciendo bien para que los votantes se revuelvan. Escuchando, el Gobierno -representado por varios ministros, empezando por Alberto Ruiz Gallardón-, la dirección nacional -por el histórico Javier Arenas- y el poder autonómico y local –destacando a Ignacio González-. Y, en sus papeles, referencias claras y sin circunloquios sobre la unidad de España y la lucha contra el terrorismo.
Botella fue directa: "Me parece evidente que junto a los valientes activos políticos –citó expresamente a Rajoy- se han generado algunos pasivos que oscurecen el valor objetivo de esa gestión, pasivos que debemos ser capaces de identificar y de superar cuanto antes. No debemos de permitir que el gran esfuerzo que se está haciendo quede eclipsado por procesos políticos cuyo impacto no se debe minusvalorar y que empiezan a dejar rastro significativo en el conjunto de las encuestas".
Ya de primeras, estas palabras marcan un distanciamiento claro con Génova, que menosprecia la caída en los sondeos y cree que la recuperación económica puede con todo. Botella se revuelve: "Tenemos que hacernos responsables. No podemos transferir a la sociedad la responsabilidad de hacer nuestro trabajo". Y de ahí que se arriesgara a refrescar la memoria del PP y sacar a colación sus principios y valores.
Primero, unidad nacional y Constitución. "Sin perjuicio de las legítimas diferencias de posición, es necesario rechazar cualquier tentación de sectarismo o de exclusión. Dar ejemplo en esto no puede ser una posición táctica, porque es una obligación", recetó en gran consonancia con su marido, José María Aznar, que no asistió por estar de viaje en Estados Unidos.
También defendió el sistema vigente y las instituciones. "Los españoles creen que la política les está fallando. Creen que no pueden encontrar en ella soluciones a sus problemas. Y eso es algo que el tiempo no va a arreglar por sí solo. Tenemos que desmentir con hechos esa impresión", afirmó ante el abarrotado auditorio.
Para ello, llamó a la regeneración pero también al sentido del deber. "Es hacer que la ley se respete y que los poderes se ejerzan conforme a los equilibrios institucionales definidos en nuestro marco jurídico", en palabras de Botella. Y entonces habló de la derogación de la doctrina Parot y "una lógica perplejidad ante el hecho de que decenas de los más peligrosos criminales se encuentren repentinamente en la calle, cuando la evidencia indica que permanece intacta su voluntad de seguir causando daño a una sociedad que parece incapaz de defenderse de ellos adecuadamente".
Insta a un cambio de leyes
Cunde una sensación "de desamparo, de inseguridad y de injusticia", resumió crudamente. Por ello, pidió al Gobierno que pase a la acción y sin demora: "Cuanto antes, haciendo cuanto las leyes permitan y haciendo que las leyes permitan cuanto sea necesario para proteger la convivencia y la libertad". "Yo comparto la consternación de los españoles que quisieran poder obtener de las instituciones una protección eficaz de los derechos y una salvaguardia efectiva de lo que el sentido de la justicia aconseja", continuó, en presencia del titular de Justicia.
Así pues, "hay mucho trabajo pendiente" y "debemos recuperar la iniciativa". Por ejemplo, en la derrota "efectiva" del terrorismo o en "la defensa de la ley y las instituciones". De no hacerlo, volvió a poner al PP ante el espejo de sus bases: "Se pondrá en cuestión la base misma de nuestra sociedad y frente a eso ninguna gestión por modélica y efectiva que sea, ningún saneamiento por profundo que sea, ningún servicio público por ágil y eficiente que sea, bastará para evitar una posible fragmentación de la base electoral del partido".
Botella llamó a recobrar "la ambición la ambición de un proyecto nacional compartido" porque "no es razonable que la continuidad de la nación se halle puesta en cuestión". Retos importantes, analizados con profundidad, y un destinatario claro: su propio partido. "Si acertamos a disipar las dudas que hoy existen sobre nuestro proyecto político, podremos culminar la tarea de devolver a nuestra ciudad y al conjunto de nuestro país a un camino de progreso del que nunca debimos habernos apartado", concluyó en el foro al que Eduardo Zaplana ha conseguido dar un lustre evidente.