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Rajoy se enfrenta a una rebelión interna si da un trato diferenciado a Cataluña

Revuelta de barones contra el plan de Camacho: "Por ahí, los nuestros no pasan". Cospedal trató de calmar: "El modelo del PP pasa por la solidaridad".

Por momentos, el Partido Popular -el mismo que, hace justo una semana, defendía su único mensaje frente al resto de formaciones- parecía irremediablemente encaminado a la fractura. Alicia Sánchez Camacho, su líder en Cataluña, acudía a Madrid con el reclamo de un modelo de financiación específico que limite la solidaridad de la región con el resto, y estalló la crisis interna. Nunca antes un tema había unido de forma tan rápida al resto de baronías del PP. "Por ahí, los nuestros no pasan", resumía uno de los líderes autonómicos más indignados.

Existen precedentes de cismas internos, pero en Génova rápidamente observaron el calibre del enfado en las estructuras del PP y trataron de parar el golpe sin cerrar del todo la puerta abierta por Camacho. La mujer de Rajoy en Cataluña, en un intento de hacerse hueco en la arena pública ante el auge de Ciudadanos en las encuestas, tiró de programa electoral para reclamar un modelo ventajoso para la comunidad que representa. "Se puede modular en dos aspectos. Uno, la solidaridad, donde se deben establecer límites. Y, en segundo lugar, el principio de ordinalidad. No se pueden aportar grandes recursos a otras comunidades para pagar subvenciones y, mientras éstas bajan impuestos, en Cataluña la presión fiscal es muy alta", defendió ante los micrófonos de la Cadena SER, tras una filtración previa a El País.

Así, Sánchez Camacho no sólo calentaba la reunión de maitienes, a la que por primera vez asistía, sino que hacía enfurecer a sus homólogos autonómicos; especialmente a aquellos con cargos institucionales. La indignación rápidamente se extendió a todos los territorios. "No sé hacia dónde vamos o cuál es el objetivo final que pretendemos. A mí nadie me dice nada en concreto, y mira que he preguntado. Nuestros votantes están cada día más enfadados y estos tejemanejes no lo van a aceptar", era el argumento en privado de uno de los barones.

Enfado de los barones del PP

En esta ocasión, no obstante, la mayoría hablaron en público. El más claro, de nuevo, Ignacio González. Fue "demoledor", según reconoció a posteriori un miembro de la dirección. "Si alguien tiene la tentación de dar un régimen fiscal a la carta, nosotros desde Madrid pediremos que se consulte a los madrileños también para ver que régimen quieren desde el punto de vista de la financiación, porque tienen derecho con el esfuerzo que están haciendo y el agravio que están recibiendo", advirtió. En la Puerta del Sol ya no se andan con chiquitas: "Cambiar independencia por dinero me parece una cosa totalmente inaceptable", quiso dejar claro recientemente González.

En el fondo, lo que verdaderamente alerta -y tiene en tensión- a los barones es que el Gobierno esté negociando a escondidas. Algunos creen que sí, y de ahí que hayan saltado con tanta firmeza. La reunión fuera de agenda entre el presidente y Artur Mas supuso un punto de inflexión, a lo que sumar las noticias filtradas desde Moncloa: "Quieren más dinero y en esas estamos", radiografió un ministro implicado en los contactos con la Generalidad.

Desde Valencia, más contundencia: "No cabe trato a favor absolutamente a nadie. No estamos en absoluto de acuerdo en que haya negociaciones bilaterales para financiar mejor sólo a algunas comunidades", replicó Alberto Fabra, también con el ojo puesto en las negociaciones del Ejecutivo. "No estamos dispuestos a mantener esta situación ni un minuto más", se reafirmó.

Para Aragón -en voz de su portavoz, Roberto Bermúdez de Castro-, "no se puede quebrar la solidaridad de las regiones más ricas a la regiones más pobres porque, sino, no seríamos un país". Y, en línea, desde el Gobierno de Extremadura, Francisco de la Rosa, le recordó a Camacho el principio de "solidaridad" que recoge la Constitución de 1978. Leandro Esteban, consejero de Presidencia de Castilla-La Mancha, puso encima de la mesa un límite: el acuerdo ha de suscribirse por todas las comunidades y no de forma bilateral.

Cuándo Sánchez Camacho atravesaba las puertas de Génova13 la crisis ya era una realidad, pero aún decidió reafirmarse en la necesidad de "limitar" la solidaridad entre regiones. La presidenta del PPC acudía a Génova13 para rechazar "terceras vías" y defender la unidad nacional. Previamente, María Dolores de Cospedal le había definido "interlocutor" del PP para tratar de pactar con el resto de formaciones constitucionalistas. Pero la estrategia se hacía añicos, la dirección se enfadaba y la secretaria general volvía a enfrentarse a una comparecencia más que compleja, que retrasaba casi una hora.

Cospedal trata de calmar al PP

A la salida -se barajó que saliera en rueda de prensa con la secretaria general, pero finalmente se descartó- Camacho moduló bastante el discurso y ni tan siquiera utilizó la palabra "financiación", pero todo estaba ya de patas arriba. Cospedal, una de sus defensoras en Madrid, trató de restar dramatismo a la situación interna generada: "Muchas personas se están posicionando todos los días acerca de lo que tiene que ser el nuevo modelo pero estamos en fase de estudio", afirmó en varias ocasiones. "Cada uno tiene derecho a opinar lo que le parezca, siempre dentro de la solidaridad de todo los españoles", añadió.

Cospedal no llegó a desautorizar pero sí se desmarcó de Camacho y, aún más importante para ella en esos momentos, trató de calmar al propio PP. "El modelo del PP pasa por la solidaridad entre toda España y entre todas las comunidades autónomas", aseveró. El nuevo sistema -que ahora se debe negociar- "tratará de igual manera a los españoles, con independencia de dónde vivan", quiso tranquilizar, rechazado que se pueda "pretender nunca" una financiación "única" para Cataluña.

En el olvido caía el anuncio de que el PP se adhería a la concentración del Doce de Octubre en Barcelona. En opinión de cargos consultados, no podría haberse hecho peor: "El discurso de Cospedal sobre Cataluña queda completamente en entredicho, por ser finos", en voz de uno de ellos. Además, cada vez constatan un enfado mayor en la calle, como le transmitieron a Carlos Floriano en una tensa Junta Directiva del PP de Madrid el pasado viernes. Desde el Ejecutivo se limitaron a asegurar que no hay cambio de estrategia con respecto a Mas y su órdago secesionista: "Diálogo" hasta el final siempre respetando el marco legal.

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