Impávido, Carlos Floriano tuvo que aguantar un auténtico rapapolvo en la Junta Directiva del PP de Madrid, convertida en altavoz del malestar de las bases en varios frentes. Era la primera vez que el vicesecretario general de Organización acudía a este órgano interno y se había preparado su intervención a conciencia: su discurso no era al uso sino más contundente y no dudó en elogiar las políticas liberales de Esperanza Aguirre e Ignacio González frente a las llevadas por Artur Mas en Cataluña. Pero nada le fue suficiente. Llegado el turno de ruegos y preguntas, a puerta cerrada, comenzó el rosario de reproches. "La que se ha montado", reconocían a la salida los asistentes a la reunión.
El primero en tomar la palabra fue el alcalde de Robledo de Chavela, Mario de la Fuente. Fue durísimo: "¿Qué quiere hacer con Madrid el Gobierno de España?", se preguntó, para lamentar a reglón seguido que mientras la comunidad es "el granero de España los catalanes se lo están llevando muerto". "¡Hay que ser leales!", le exigió al representante de Génova. El primer edil se desahogó: "Así no nos va a votar ni mi mujer. Somos un partido valiente, pero según vamos no nos vota ni ella", afirmó, recibiendo a renglón seguido el apoyo de varios compañeros de partido.
Tras él, intervino David Pérez, regidor de peso; además de alcalde de Alcorcón es el presidente de la Federación de Municipios Madrileños. Las formas fueron sosegadas, pero el fondo muy duro: "Estamos preocupados por la pérdida de financiación para Madrid", destacó con los nuevos Presupuestos en la mano, y a pesar del toque de atención de la vicepresidenta sólo horas antes. "Nos es difícil de explicar" la postura de Moncloa, enfatizó. Puso encima de la mesa el temor de que sean necesarios más ajustes, como dejó entrever esta misma semana Ignacio González, presente también en la reunión. "Hemos hecho un esfuerzo y tenemos serias dificultades", recordó Pérez, a lo que sumar "una nueva vuelta de tuerca a la comunidad -por las cuentas públicas- que será una nueva vuelta de tuerca a los ayuntamientos".
El alcalde se explayó en su exposición. Lo hizo para poner las cifras encima: "Si Madrid aporta el 72 y Cataluña el 22 por ciento a la caja común y Cataluña recibe más, no puedo explicárselo a mis vecinos", se lamentó en presencia de Floriano.
Floriano respondió a cada uno y no hubo réplica
El histórico Luis Eduardo Cortes, hoy presidente de IFEMA, elogió del portavoz de la dirección su exposición sobre la situación en Cataluña y los términos contundentes que utilizó. Pero a renglón seguido se quejó: "La clave de la cuestión es cuando nos preguntan qué está haciendo nuestro partido y nuestro Gobierno para parar la secesión", dijo. Y se preguntó: "¿Qué les decimos que está haciendo? ¿Se está hablando de financiación?". El propio González ya denunció que no consentiría un trato diferenciado para Cataluña, tal y como sugieren fuentes gubernamentales.
Cortes le echó en cara a Floriano que pusiera como ejemplo el modelo madrileño porque después, a su juicio, no es tratado bien por el Estado: "¿Por qué no se nos trata como modelo?", se quejó, no sin recordar que la Puerta del Sol siempre ha cumplido con el objetivo de déficit.
El número tres del PP dio la cara por el Gobierno y por Génova y salió en defensa de los Presupuestos: "Son la expresión en cifras de la salida de la crisis, el crecimiento económico y la creación de empleo". A todos los que tomaron la palabra, Floriano les dio cumplida respuesta y, tras él, nadie optó por la réplica.
"El partido no puede huir"
No sólo se habló de dinero. Pedro Núñez Morgades, ex Defensor del Menor de la Comunidad y miembro destacado, criticó directamente la política de comunicación tanto de Génova como del Ejecutivo mientras que Pablo Abejas, secretario de Área del PP de Madrid, denunció los silencios de la cúpula nacional: "El partido nos tiene que dar respuesta a los problemas que tiene la gente. El partido no puede huir", denunció ante Floriano.
La primera en tomar la palabra fue Aguirre, que defendió que tan importante como hacer las cosas bien es explicarlas y que esto supone "no eludir" las dificultades que existen y demostrar voluntad "de transparencia y dar la cara, lo que muchos predican y pocos practican".