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Soraya ve en Cataluña un "escenario confuso" pero mantiene la estrategia

El Gobierno reconoce que se discute sobre "un asunto de gran trascendencia". En privado, admiten preocupación. La estrategia sigue siendo la misma.

El Gobierno reconoce que se discute sobre "un asunto de gran trascendencia". En privado, admiten preocupación. La estrategia sigue siendo la misma.

El Ejecutivo no se mueve a pesar de los últimos dardos secesionistas. "Para este Gobierno, el momento obliga a trabajar en un escenario de estabilidad y no de incertidumbre. Estamos donde estábamos hace unos días y donde estábamos siempre", defendió Soraya Sáenz de Santamaría. En paralelo, Artur Mas sigue amenazando con la consulta ilegal y, en caso de que el Estado la prohíba, con convocar lo que ha denominado "elecciones plebiscitarias".

Lo que hizo la vicepresidenta fue confirmar las dos caras de Mariano Rajoy en Cataluña. Por un lado, el Gobierno mantiene el perfil plano, sigue negociando y apela al diálogo. Por otro, el PP trabaja por un acuerdo de las fuerzas constitucionalistas y tratará de hacer pedagogía sobre el terreno.

Sáenz de Santamaría fue concisa: la carta del presidente a Mas supone la posición del Gobierno "y nada ha cambiado en estos días". Esto es, no se cortarán los cables con la Generalidad pero se mantiene como máxima el respeto del estado de Derecho. Sobre el "debate" de los últimos días, la portavoz quiso rebajar su importancia en tanto en cuanto, en su opinión, no existe una voz unitaria: "Se han visto diversas opciones de distinta amplitud y calado sobre un asunto de gran transcendencia. Tantas posiciones como grupos e incluso alguna más", desdeñó al término del Consejo de Ministros.

Así, ante el escenario es "confuso y variante", Sáenz de Santamaría defendió que el Gobierno no cambia de postura y, en el fondo, deja claro que no permitirá la secesión de Cataluña. "Los límites, aún con buenas formas, están muy claros", según una alta fuente de la Moncloa, en relación a la misiva del presidente. "Estamos dónde estábamos siempre", fue el mantra utilizado por la vicepresidenta, para rechazar un endurecimiento del discurso.

Para la portavoz, son los partidos nacionalistas y el PSC y no el Ejecutivo el que tiene que mover ficha. "Corresponde a los demás explicar su posición", apostilló, en una respuesta -de nuevo- muy medida y calculada. Si bien, en privado, la preocupación no mengua: "Mas no tiene las riendas, y vamos a un momento muy peligroso", se asegura. Lo único seguro, incide un ministro implicado, es que el Gobierno llevará la consulta al Tribunal Constitucional si se da el caso, y éste lo parará. Aunque, admiten, unas elecciones plebiscitarias también sitúan al Gobierno en un brete si el resultados en favor de la secesión es elevado.

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