Según el sondeo de GESOP para El Periódico de Cataluña, de celebrarse ahora elecciones generales el PP perdería 68 escaños pasando de 186 a 118 diputados. El PSOE también perdería escaños y pasaría de 110 a 104. De esta forma, uno de cada dos españoles no votaría hoy ni a PP ni a PSOE, que obtendrían conjuntamente menos del 55% de los votos.
Del batacazo de populares y socialistas, IU sería la gran beneficiada consiguiendo 39 diputados más hasta los 50 y la formación de Rosa Díez, UPyD, multiplicaría por 6 su resultado anterior, de 5 diputados, pasaría a tener 33.
La misma encuesta recuerda que el PP se dejaría 16 puntos respecto al 44% de intención de voto que le brindó la mayoría absoluta en 2011. Sería la primera vez que un partido ganaría las elecciones generales con menos del 30% de los votos.
Lo más llamativo, no obstante, es que el principal partido de la oposición, el PSOE, no se beneficia ni un ápice del fuerte desgaste del partido en el Gobierno. Además, PP y PSOE presentan una fidelidad de voto inferior al 50%, igual que CIU. Uno de cada cinco votantes del PP en noviembre del 2011 cambiarían su papeleta y la mitad de éstos, votaría a la UPyD de Rosa Díez. Pero el 38% de quienes votaron a los populares se sitúan entre los indecisos.
Los socialistas logran fidelizar algo más aunque la fuga de votos se la lleva, sobre todo, Izquierda Unida. Uno de cada cuatro votantes de Rubalcaba en las últimas generales respaldaría hoy a otro candidato, y un porcentaje similar está indeciso.
Unos datos, los de esta encuesta, que detectan una fuerte distancia entre el electorado y los políticos. En mayor medida, con los dos grandes partidos. En concreto, más del 70% de los encuestados dicen desconfiar del PP y más del 60% desconfían del PSOE. Entre sus electores, un tercio de los votantes de cada uno de los partidos no confían en sus propios líderes.