Cada vez que el presidente acude a Bruselas para participar en el Consejo Europeo hay una bomba informativa en clave nacional que acaba desluciendo su discurso comunitario. Pero en esta ocasión, con Luis Bárcenas pasando su primera noche en prisión, la expectación era enorme. A nivel mediático, pero también en los círculos de poder controlados por el PP, donde se multiplican los interrogantes y temores.
Si algo subyace en todas las conversaciones es que si Bárcenas está hoy entre rejas es una por una decisión política. En una primera lectura, ministros y altos cargos ya ponían el acento en el papel de la Fiscalía. "Debemos de recordar que el ministerio fiscal está sometido a la jerarquía y que, por tanto, es el ministerio de Justicia y el Gobierno de España el que ha solicitado la prisión incondicional", afirmó en la Cadena Ser Matilde Asian, portavoz adjunta del Grupo Popular. El fiscal general le desmintió minutos después.
Quienes se envuelven en la máxima de que "cada palo aguante su vela", encabezados por María Dolores de Cospedal, llevaban tiempo apostando porque el extesorero durmiera en Soto del Real. También el núcleo duro del Ejecutivo, con Soraya Sáenz de Santamaría, reclamaba taponar la hemorragia de sopetón con una medida drástica, evitando el goteo incesante de informaciones que les dañaban. Y resulta iluso creer que Mariano Rajoy no sabía lo que iba a ocurrir como así quisieron dar a entender -"Se enteró como todo el mundo", dijo su equipo- ni que estaba muy encima de la cuestión. "Algo de esta envergadura no se toma sin su consentimiento", confesó una alta fuente.
De hecho, el propio Rajoy vino a asumir el peso de dejar caer a quien encumbró en la estructura interna de la formación que dirige, ni más ni menos que dándole las llaves de la tesorería. Lo hizo a su estilo, sin estridencias y con una calculada respuesta, pero lo hizo: "Voy a respetar las resoluciones judiciales y colaboramos con la Justicia", zanjó, no sin reclamar "celeridad" en un procedimiento que levanta empollas e inquietudes entre los suyos. En ningún momento mentó el nombre de "Luis Bárcenas".
Silencio sobre la financiación del PP
Fue, de nuevo, una rueda de prensa complicada, pero a Rajoy se le vio aparentemente relajado, incluso liberado. Le preguntaron si se siente amenazado porque ahora, con Bárcenas entre rejas, empiece a tirar de la manta: "No. Ni ahora ni en ningún otro momento", contestó con contundencia. En esa misma sala, meses atrás, ya dijo de forma lacónica que no se sentía "chantajeado" a pesar de que el extesorero anduviera contando su versión de los hechos en encuentros discretos a líderes de opinión pública.
El presidente no entró en una espinosa cuestión: la financiación ilegal que, según el PSOE, se observa tras este caso. "Sobre ese asunto ya he dicho todo lo que teníamos que decir", replicó en vísperas de que el lunes reúna al Comité Ejecutivo, en Génova13. En conversación informal, Rajoy dijo que espera encontrar a un partido con buen estado de ánimo, y rememoró lo mucho vivido en tiempos anteriores. Esto es, Bárcenas no va a hacer zozobrar el barco. Fue más claro interrogado sobre la estabilidad interna de Gobierno y PP: "Esas dos cosas, desde luego, nadie las ha puesto en tela de juicio nunca".
Tras la comparecencia, al término de una cumbre beneficiosa para los intereses españoles, Rajoy incluso se detuvo brevemente para hablar con los periodistas. Después, ya a la salida del edificio, las imágenes captaron como conversaba sin aparente estrés mientras esperaba a su vehículo. Una imagen, forzada o no, muy lejos de la tensión que se vive en otras estructuras del PP. Para Rajoy, las explicaciones ya están dadas y ahora toca ayudar a la Justicia a que el caso se resuelva cuanto antes. Pero sería mentira afirmar que no existe inquietud entre cargos, algunos destacados, que temen que su nombre aparezca en algún papel -el extesorero se llevó varias cajas con documentos de la sede nacional en 2009-. Tal vez no de algo ilegal pero sí muy criticable desde el punto de vista ético. Bárcenas, mientras, intenta mover sus hilos desde prisión.