Hará su diagnóstico con la convicción de que es su "responsabilidad" decir alto y claro que se puede y se debe hacer más por España. Con la tranquilidad que le da creer que está siendo "leal" al partido que fundó y a su país, que no es poco. Por ello, y pese al terremoto político y mediático ya generado, el discurso que José María Aznar pronuncia este lunes será "de peso" y generará no pocos titulares.
rnrnEl escenario carga aún más de simbolismo y expectación la cita: el club Siglo XXI, el mismo donde en 1988 pidió a Alianza Popular que se envolviera en su "proyecto liberal" y saliera del ostracismo. Ya entonces, proclamó "reducir los impuestos". Un grito político que bien le ha valido, más de 20 años después, el aplauso de buena parte de las bases del PP a pesar de constituir, de facto, una enmienda a la totalidad a la política económica del que fuera su delfín, ahora en la Moncloa.
rnrnUn golpe a Mariano Rajoy que el expresidente no considera deslealtad. No sólo porque, en privado y días antes de su entrevista en Antena3, se lo dijera en persona en una reunión fuera de agenda, sino principalmente porque está apelando "al programa electoral" con el que el propio Rajoy ganó las elecciones generales. Diputados afines tiran de esta tesis: "Es que ganamos por mayoría absoluta. Tenemos el apoyo de quienes lo tenemos que tener: los españoles", apuntan, para quejarse de que "lo que nos piden es reducir la administración, hacer de verdad reformas y acabar con los privilegios de la casta". En otras políticas, "una acción política decidida".
rnrnEl PP volverá a mostrarle su vacío
rnrnAznar, afirman, no se va a callar. Tal es la cantidad de personas de distintos ámbitos que quieren escucharle que Siglo XXI ha tenido que adecuar una sala más grande. Desde hace semanas el foro que dirige Eduardo Zaplana lamenta advertir de que no cabe más gente. Si bien allí no estará el presidente del Gobierno ni su cinturón más estrecho, como María Dolores de Cospedal. El PP sólo se compromete a colaborar con la Fundación FAES, su laboratorio de ideas, y de ahí que la propia Cospedal vaya a inaugurar su campus de verano. Pero a nada más. "No creo que vayamos", deslizan desde la Moncloa. La mejor respuesta que se le puede dar al expresidente, dicen, "son los datos del paro, tres meses consecutivos".
rnrnPrácticamente nadie cree que Aznar esté barajando seriamente dar el salto a la primera línea. Ni siquiera su círculo próximo o quienes así le gustaría y no dudarían acompañarle en la aventura. Simplemente "está diciendo cosas que los nuestros estaban deseando oír. Ha dado esperanza y confianza en que se pueden hacer otras cosas". Más allá de que sea o no correcto políticamente: "Es lo que viene en nuestro programa y reclaman las bases", inciden.
rnrnGénova niega que exista "debate interno"
rnrnEl PP niega que sus palabras generen "debate interno". Aseguran que Génova es "su casa", pero que "no hace daño". Aunque, dicho esto, todos estarán pendientes a su discurso. Del más poderoso al militante raso. Desde FAES, la fundación que dirigen, reconocen que será una intervención "importante", pero intentan encuadrarla en un marco de normalidad. Las relaciones con Génova ya son especialmente difíciles. Pero el compás lo marca Aznar, y él considera que no ha de guardar silencio.
rnrnEn 1988, Aznar se hizo mayor en la política nacional denunciando la falta de "eficacia" de Alianza Popular y atacando la esencia del socialismo en favor del liberalismo: "Hay que dejar en manos de la sociedad grandes parcelas de poder", exclamó, informa Ruben Fernández. A la espera de lo que afirme, que se augura lo suficiente como para provocar otro tsunami interno, lo único cierto es que sólo unas semanas después, el siete de julio, tendrá cara a cara a Rajoy para decirle lo que piensa.
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