Sin duda, Alberto Fabra ha recibido una de las herencias políticas más difíciles de gestionar. Entre otras cosas porque no ha tenido opción de criticar a su antecesor en el cargo, Francisco Camps, de su propio partido. Sin embargo, dos años después de llegar al poder, pudo proclamar: "Hemos cambiado las estructuras de la administración para hacer más ágil, eficaz y ligera". Y dio datos: 46 entes públicos eliminados (la cifra hoy es de 30) y una reducción del sector público que ha supuesto un ahorro de 1.500 millones de euros.
Por ello, se revolvió ante las encuestas que auguran una pérdida de la mayoría absoluta y afirmó con vehemencia: "La mayoría silenciosa sigue confiando en nosotros en vez de calentar la calle. Son muchos aunque no hagan ruido". Hacía tiempo que no se veía un Fabra tan entregado, hasta el punto que logró levantar al auditorio antes incluso de que terminara su intervención al grito de "presidente, presidente".
En presencia de Mariano Rajoy, Fabra insistió: "No son buenos tiempos para gobernar, es tiempo para los valientes" pero "aquí nos tienes, firmes y dando un paso al frente". En este sentido, defendió las políticas contra la corrupción que ha llevado a cabo, a pesar de su imposibilidad de hacer dimitir a Rafael Blasco por su imputación. "En el peor momentos, estás ante el mejor partido que puede tener España", le dijo al presidente del Gobierno.
El líder regional también le hizo una petición directa a Rajoy: una financiación más justa para Valencia. Y el presidente recogió el testigo, ofreciendo así uno de los pocos titulares de la jornada: "Uno de los temas que vamos a abordar dentro de la reforma del sistema tributario es la financiación de las comunidades autónomas. Y yo soy sensible no a las reclamaciones, sino a las afirmaciones y sugerencias que has hecho aquí. Lo trataremos", le contestó, recibiendo un sonoro aplauso. En el esquema del Ejecutivo está que el nuevo plan fiscal esté para primeros de 2014 pero antes también tendrá que solucionar el morrocotudo problema del déficit público, que optó por no valorar.