Todas las llamadas a la calma lanzadas por el presidente del Gobierno están resultando baldías. "Una de las grandes fortalezas del PP es la cohesión interna, y para resolver todas las dificultades necesitamos, más que nunca, la unidad de todos", proclamó ante el máximo órgano interno entre congresos, plagado de ausencias por parte de sus baronías. Y es en el poder autonómico donde tiene un problema morrocotudo que ni tan siquiera tratan de disimular en las altas esferas.
Tal es el lío, tan encontradas están las posturas, que el ministro de Hacienda intentará calmar los ánimos entre los suyos, este miércoles, en una reunión a puerta cerrada en Génova13. El Gobierno es consciente, admiten, de que no pueden plantear debate alguno sobre el déficit público con sus comunidades abiertamente enfrentadas. Y, en estos momentos, existen dos bandos diferenciados: las que han hecho severos esfuerzos y han cumplido con los objetivos, y las que no consiguen llegar a la meta, y además están pidiendo socorro, por ejemplo, para pagar las facturas.
Con tal bomba de relojería, incluso la cuestión catalana queda en un segundo plano. Primero toca intentar poner al PP de acuerdo, y tanto los barones consultados por este diario como la propia dirección nacional coinciden en las fricciones. Comunidad de Madrid, Galicia, Castilla León, Castilla-La Mancha y Aragón, entre otras, se reivindican en su papel de cumplidoras, y rechazan tajantes el déficit a la carta sugerido por Cristóbal Montoro. "No puede ser que quién cumple con el esfuerzo se vea luego castigado. Ha habido comunidades que hemos hecho un esfuerzo tremendo, y lo han soportado los ciudadanos. Es una cuestión de justicia y equidad", en palabras de Luisa Fernanda Rudi este mismo martes en ABC, cada vez con más predicamento interno.
Pero luego están las que no llegan. Principalmente, Comunidad Valenciana y Región de Murcia, pero no las únicas. En el caso de la primera, la situación es dramática, según interlocutores directos con su presidente, Alberto Fabra. Tanto como para no poder ir más allá de julio en los pagos, por ejemplo.
La reunión en Génova13
En este contexto, se desarrollará la cita de Montoro en la sede nacional. Sin más cobertura, en principio, que la posibilidad de tomar imágenes por parte de los medios gráficos. En ella también estará la dirección nacional casi al completo. Desde María Dolores de Cospedal, que es parte interesada en calidad de presidenta de Castilla-La Mancha, hasta el responsable del ramo, Javier Arenas, y los portavoces del Congreso y del Senado.
El simple hecho de la cita, sin que haya fijada en agenda una reunión del Gobierno con todas las comunidades, es ya síntoma de problema, reconocen en Génova. Montoro quiere escuchar a todos, después de que les haya tanteado en privado de forma individual. "Esta batalla, si se tiene que dar, la daremos", insistenen Galicia o Madrid. Fuentes populares enmarcan, en todo caso, la reunión en una "toma de contacto", mientras sigue sin concretarse una anunciada cumbre con todos los presidentes autonómicos del PP.
"España tiene un objetivo y esto nos compromete a todos", dijo Alfonso Alonso, para rechazar a renglón seguido "tratos de favor a nadie". Esto es, de momento, no es factible un déficit diferente para cada región, se encargó de remachar, alineándose con aquellas regiones que cumplen. En la víspera, Esteban González Pons se había pronunciado en términos parecidos, dejando clara la opinión de la cúpula.
Rajoy rechaza el pacto fiscal de Mas
Un asunto al que sumar, por si fuera poco, el problema catalán. Dentro del propio PP vieron la posibilidad de un déficit diferenciado -tras una negociación con Bruselas que todavía continúa y debería dar los frutos este mes- como un claro guiño a Artur Mas. Así se vendió, de hecho, en Cataluña. Tema distinto es el de la financiación autonómica, también peliagudo, y sobre el que Rajoy asegura que no ha llegado a ningún tipo de acuerdo con el presidente de la Generalidad.
En el Senado, el propio Rajoy endureció su discurso para rechazar "posibilidad" alguna "de llegar a un entendimiento" sobre el denominado pacto fiscal, porque no aprecia en Mas un "mínimo de cesión". Un endurecimiento del discurso que también supone un toque de atención a Alicia Sánchez Camacho, líder del PPC y también senadora, que incluso habló de romper la disciplina de voto. Fuentes de la dirección aseguraron a este diario que la posibilidad de un concierto diferenciado choca en bloque con la postura oficial del PP.
Un melón difícil de abrir y que, para digerirlo, el Ejecutivo quiere devolver a la discreción. Ése será uno de los mensajes que transmitirá Montoro a los consejeros. El otro, que hay que evitar la batalla dentro del propio PP, también dividida en la financiación. Histórica es la petición de 1.000 millones por parte de Ignacio González, que el Estado "le debe", entre otros motivos, por población. Ante tal problema, algunos se cargan de ironía y parafrasean al presidente: "Lo mejor, tal vez, sea no hacer nada".