Nadie con peso en el Partido Popular cree realmente que unas fotografías tomadas a mediados de los años 90 puedan empañar la trayectoria política de Alberto Núñez Feijóo y cortarle las alas. Incluso aquellos con más reservas hacia el barón gallego le ven "fuerte" a pesar de que "cuando a alguien le intentan sacar basura, siempre afecta" al protagonista.
El debate, en todo caso, se instaló en una formación que vivió pegada al televisor para escuchar las explicaciones del líder autonómico. Previamente, Feijóo le había contado su versión de los hechos al presidente, su amigo, Mariano Rajoy. Le dijo, según un interlocutor de ambos, que las instantáneas "no tienen recorrido" más allá del daño tan momentáneo como real que están provocando. Le aseguró que "nada más se va a publicar, porque no hay nada detrás", y el presidente le creyó.
No es la primera vez que Rajoy oía hablar del tema. Según el propio Feijóo, ya le había alertado años antes de la existencia de documentación gráfica que podría afectarle. Tanto entonces como ahora, el respaldo del jefe fue sincero, aseguran los suyos. Por ejemplo, "nada tiene que ver a lo ocurrido con Camps, cuya relación acabó siendo imposible. Con Feijóo la confianza es total", reproducen varias fuentes consultadas.
Apoyo de la cúpula en LD
Desde Génova, y en un gesto insólito, los tres vicesecretarios generales salieron en tromba a defenderle, en declaraciones a Libertad Digital. "Como uno de los grandes activos en España", se encargó de remachar Javier Arenas, que no ve en las fotografías "ni calado ni repercusión" en su vida política y, por lo cual, en sus aspiraciones de ascenso político. Para el veterano dirigente, jefe del área de Política Local y Autonómica, "pinchan en hueso quienes quieren acabar" con su trayectoria, que asegura será larga.
Sus homólogos en la escala de poder del PP coinciden. El Feijóo de hoy sigue siendo el mismo de ayer, en opinión de Carlos Floriano. "Es más un ataque personal que de carácter político. Las fotos no tienen ningún tipo de relevancia", es el argumento del responsable de Organización y Comunicación, que define de "cero" el alcance de la polémica y escenifica un "respaldo sin fisuras" de la dirección nacional.
Esteban González Pons, encargado de Estudios y Programas, va un paso más allá al afirmar que de la crisis Feijóo sale "reforzado" en todos los sentidos. "Dio una lección por la prontitud y la amplitud de explicaciones", se reafirmó. Y lanza una pregunta al aire: "¿Quién puede asegurar que no se ha hecho, alguna vez, una fotografía con alguien que no es deseable?".
El debate sucesorio
Hecho el respaldo, en los pasillos, se entraba en el debate en profundidad. ¿Quién ha filtrado las fotografías? La inmensa mayoría comenta que no han podido salir del PP, aunque nadie se atreve a poner la mano en el fuego. "Con franqueza, no lo sé", es la respuesta más recurrente. "Aunque, de ser, vienen del PSOE", tiran al tejado socialista. El propio Feijóo ya lo dejó entrever y este martes Alfonso Alonso, en rueda de prensa, se sumó a esta tesis: "El ataque (del que según dijo es víctima el líder regional) es de aquél que hace esto para verter insinuaciones".
Aunque lo que más interesa, la parte más jugosa de la historia, llega a la hora de plantear el supuesto debate sucesorio, más sobremesa de una comida entre íntimos que una realidad. "Feijóo sigue ahí le pese a quien le pese. Las fotos le hacen un daño momentáneo, pero si no hay más que eso, pasará sin más". Ésta es la impresión generalizada. También que, de cerca, le siguen las dos mujeres de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. Ambas, a través de distintos cauces, le han transmitido su apoyo a Feijóo, y entienden que sigue "fuerte".
Y luego queda el otro Alberto, hoy ministro de Justicia: "Rotundamente no debe dimitir", fue su declaración pública. Ruiz Gallardón ha dicho varias veces que su recorrido político concluirá con el de Rajoy, pero en privado pocos en el PP dudan de que, si puede, intentará dar el salto. "Es su sueño", rememoran. Aunque, quienes conocen a Rajoy, echan agua al recalentado debate: repetirá, sin duda, candidatura, y si la economía mejora "volverá a ganar". Entonces, ya nos situaríamos dentro de siete años: "Y hacer conjeturas se convierte en una tontería".