El presidente se muestra inamovible cada vez que se ve en la obligación de contestar a una pregunta de Amaiur en el Congreso de los Diputados. "Condenen el terrorismo y pidan la disolución de ETA", pone como base. Y a partir de ahí, asegura, estará dispuesto a entablar un diálogo. "No se puede dialogar con los terroristas" ni tampoco "con quienes les apoya", se reafirmó.
La portavoz del brazo político de ETA utilizó unos términos que ya son habituales en la Cámara. Desde hablar de "las víctimas del franquismo" a exigir "pasos para suavizar la política penitenciaria". "Deje la mediocridad", le llegó a espetar Maite Ariztegui al presidente.
Pero, de nuevo, Mariano Rajoy se mostró inflexible. En el mismo día en el que las víctimas acuden a Estrasburgo para defender el mantenimiento de la doctrina Parot, enfatizó que "el cumplimiento de la ley no se negocia" y aclaró a la antigua Batasuna que lo que ellos buscan "no es diálogo sino imposición". La única "solución definitiva", resumió el jefe del Ejecutivo, es la disolución de la banda terrorista.