Mariano Rajoy era consciente de que no podía acudir a Berlín, a entrevistarse con Angela Merkel, sin no dar antes explicaciones por el caso Bárcenas. Principalmente, porque si seguía con su agenda vacía de actos públicos hasta el lunes, día de la visita, la rueda de prensa en la capital alemana quedaría irremediablemente marcada por la presunta corrupción en el PP.
Por ello, una vez visto la envergadura de la crisis -de la que se ha hecho eco la prensa internacional-, el presidente ordenó a su número dos en el partido, María Dolores de Cospedal, que convocara de forma extraordinaria un Comité Ejecutivo para este sábado, por la mañana.
La última reunión de este órgano, de los más importantes de la formación de puertas para adentro, se celebró el pasado 21 de febrero, y fue entonces cuando anunció una investigación interna para depurar responsabilidades y expulsar a aquellos cargos que hubieran recibido sobresueldos opacos, si es que se demuestra. Entonces, los barones autonómicos le mostraron su respaldo cerrado, pero todavía hoy su preocupación no deja de aumentar.
Aunque ningún portavoz lo ha confirmado oficialmente, en el PP dan por hecho que la intervención de Rajoy ante los suyos será abierta a los medios o, por el contrario, comparecerá ante los periodistas. Entre otras cosas, arguyen, para no ir con la presión de este caso a Berlín sin haber dado explicaciones públicas.