Mariano Rajoy inició su agenda semanal en el más conocido de los museos nacionales, para agradecer públicamente la donación de la colección Várez Fisa, doce obras de arte español de los siglos XIII al XV.
Tras atravesar la Puerta de Velázquez y saludar a las autoridades en la Rotonda de las Musas, el jefe del Ejecutivo tiró de Historia para confeccionar un discurso cargado de referencias patrióticas, en un nuevo mensaje indirecto a Artur Mas, a quien no citó en ningún momento. En el regio edificio, rodeado de pinturas que recuerdan al pasado común, Rajoy dijo sentir “orgullo” por estar “en uno de los pilares de la cultura occidental”.
El presidente vio en el Prado “el ejemplo perfecto de que ningún pueblo tiene más posibilidad” que aquél con una herencia conjunta, como el caso de España. De ahí que llamara a “preservarla y compartirla”, en un marco de “voluntad de convivencia”. El museo madrileño, prosiguió, “es memoria de una nación ambiciosa que nunca se ha detenido ante las adversidades”.
“Nuestro pasado común, sin complejos”, enfatizó Rajoy ante un público que agradeció su defensa de país. “Quien crea que España es un país de excepción debería de reflexionar”, fue otra de sus advertencias públicas. Y puso ejemplos: las diferentes Coronas como baluartes de la expansión del “español” o el “patriotismo y libertad” de los grandes hombres cuyos retratos cuelgan en el museo nacional.
Durante el acto, Helena Gambó, hija del histórico Francesc Cambó, le entregó un libro cargado de simbología al presidente, titulado Por la Concordia.