El Gobierno evitó entrar en el debate sobre el modelo autonómico instalado en el Partido Popular. Su prioridad, expuso Soraya Sáenz de Santamaría, pasa esencialmente por reestructurar la administración para hacerla viable, pero aparcó cualquier posibilidad de negociar el reparto de competencias.
La vicepresidenta evitó polemizar, después de que José María Aznar instara a abrir el melón autonómico y a "reordenar" el sistema. De inmediato, los populares se posicionaron a favor o en contra. Alicia Sánchez Camacho, líder del PP catalán, rechazó tajante la centralización mientras que el gallego Alberto Núñez Feijóo y el madrileño Ignacio González apostaron por parar los pies al nacionalismo.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Sáenz de Santamaría tan solo constató que el modelo es "inviable", pero se centró en la labor de tijera que pretende el Ejecutivo.