Como si de una montaña rusa se tratara, el presidente del Gobierno volvió a rebajar el tono de su respuesta a la soflama independentista proveniente de Cataluña, apelando a “escuchar” y “dialogar” por ambas partes a fin de llegar a buen puerto. Pero, utilizando esta percha, lanzó un primer ataque preelectoral a Artur Mas desvelando su chantaje en Moncloa: el barón autonómico le advirtió que, o aceptaba sí o sí el denominado pacto fiscal, o se atenía a las consecuencias. No hubo trato.
El Senado se convirtió en plataforma de los discursos más radicales de CiU, llegándose a escuchar acusaciones tales como que el Estado “invade” competencias de la comunidad o que existe “miedo” del Gobierno a la democracia. Mariano Rajoy, harto según los suyos de que Mas marque la agenda, le situó en el centro de su diana rememorando cómo fue su último despacho.
Según desveló, Mas no le amenazó en ningún momento ni con una consulta -"A mí nadie me ha pedido un referéndum"-, ni con la independencia, ni siquiera con elecciones anticipadas. Pero sí hubo un chantaje. No es que Artur Mas acudiera a dialogar sobre un concierto económico propio, sino que le inquirió: “O aceptas el pacto fiscal o te atienes a las consecuencias”. Esto fue lo que ocurrió el 20 de septiembre en Moncloa, en palabras del presidente:
Vino aquí, yo le recibí y el señor presidente de la Generalitat dijo que yo tenía que aceptar un concierto económico para Cataluña. Fue lo único que me dijo y yo le dije: hombre, vamos a hablar de este tema, porque si me pones en la disyuntiva de decirte que sí o que no, primero, yo no tengo la competencia para hacerlo, es de las Cortes Generales, pero creo que hay que hablar, que hay que escuchar, hay que dialogar. Me dijo que no, y que eso traería consecuencias. Y pocos días después me encontré y conocí a través de los medios de comunicación que el señor presidente de la Generalitat iba a disolver las Cortes"
Rajoy le dijo que estaba dispuesto a negociar puntos concretos del modelo de financiación, pero que no podía aceptar un pacto fiscal propio. Remachó que la hoja de ruta tenía que ser igual para todas las comunidades, como después quedó de manifiesto en la Conferencia de Presidentes. Tras la reunión, ya no hubo más interlocución: del resto de acontecimientos se enteró "por los periódicos".
Camacho alerta de que Mas va en serio
El jefe del Ejecutivo es de la idea de que los comicios fueron convocados, principalmente, para ocultar su fracaso como presidente de la Generalidad. Si bien en el Comité Ejecutivo del lunes, Alicia Sánchez Camacho le mostró su preocupación porque, independientemente de ello, Mas va muy en serio en su órdago secesionista. Fijó como prioridad que los nacionalistas no logren la mayoría absoluta. “Esta partida la vamos a jugar y veremos que pasa”, le respondió. De momento, en su contestación a la senadora nacionalista de Monserrat Candini, puso el acento en lo que dice la ley, para evitar cualquier tipo de dramatismo.
“No tengo capacidad ni puedo aprobar un referéndum”, le espetó, echando mano de la letra pequeña de la Carta Magna: primero, las Cortes tienen que reformar la Constitución por dos tercios, después disolver las Cámaras, convocar elecciones, que el Congreso vuelva a refrendar los cambios y finalmente preguntar a todos los españoles. Simple y llanamente, el procedimiento agravado de reforma. Y él cumplirá lo que dice la normativa: “Estoy obligado. Yo le pido que me demande cualquier cosa, pero es absurdo que me pida que incumpla la ley”.
Todo ello sin entrar en su opinión más política sobre el espinoso asunto: “Somos el país de Europa que lleva más tiempo viviendo juntos. Cataluña ha hecho mucho con España y por España, y el resto de España también. Vivimos una etapa de unión y de integración”, resumió. Para el presidente, “multiplicar los problemas sin solucionar ninguno no conduce nada bueno”, dando alas a la teoría de que Mas soluciona con las elecciones su ineficacia económica.
El expresidente de la Generalidad, el socialista José Montilla, siguió con la cantinela independentista en el Senado. Eso sí, en un tono bastante más sosegado que el de Candini. De nuevo, Rajoy habló de diálogo, pero “esa voluntad irá acompañada de la firmeza de la defensa de la Constitución y las leyes”. Un mensaje que lanzará este mismo sábado en Barcelona, ciudad que no visista desde hace meses. Según fuentes del PP, se trasladará hasta en cuatro ocasiones a Cataluña para pedir el voto para Camacho.