Mariano Rajoy y François Hollande escenificaron una alianza sólida, tal vez la más robusta desde hace años, a pesar de sus diferencias ideológicas. Y todo porque, coincidieron de puertas para adentro, el enemigo son los países del norte, en tanto en cuanto están poniendo palos en la rueda de la integración fiscal y la unión bancaria. No pudieron ser más claros: del Consejo Europeo de diciembre -también del de octubre- tiene que surgir un calendario concreto para la creación de un supervisor bancario único cuyo objetivo sea la recapitalización directa de la banca. Todo lo contrario, incidieron, sería un estrepitoso fracaso que pondría en duda la viabilidad del euro.
Fue un encuentro con mucho contenido, partiendo de la base de que el eje franco-español está “en uno de los mejores momentos de la historia”, en voz del propio jefe del Ejecutivo. “La visión de España y Francia es convergente. Tenemos la misma concepción de lo que tenemos que hacer en las próximas semanas”, le correspondió su homólogo francés. La delegación española destacó, una vez se empezaba a filtrar el contenido del despacho, que Hollande se “mojaba como pocas veces antes”, por lo que ya no son sólo son Italia, España y Portugal, sino también la segunda potencia económica del continente.
“No hay ninguna razón para que en diciembre no se puedan tomar decisiones, no encuentro ninguna razón”, arrancó Rajoy, preguntado por una prensa francesa muy interesada en este sentido. Aún fue más contundente: “No encuentro razón para que no se tomen decisiones de forma nítida y clara”, o en otras palabras para que se apruebe “un reglamento” sobre el supervisor que entre en vigor en 2013.
Al presidente le abordaron en concreto por las reticencias de Alemania. “No me consta”, respondió, si bien volvió a incidir en su estrategia. Dejó claro, incluso, que el supervisor debe que tener como objetivo la recapitalización directa de la banca : “Todos hemos aprobado una cosa y cuando se aprueba una cosa y uno es serio se mantiene la posición”, recalcó.
"Mi objetivo es que no se cumpla el FMI"
Las previsiones, demoledoras, del Fondo Monetario Internacional también ocuparon parte del encuentro en el Elíseo. Ambos mandatarios admitieron que no son positivas, si bien Rajoy fue especialmente incisivo al afirmar que su “objetivo” será “que no se cumplan”. El presidente no hizo una mención específica sobre el control del déficit público previsto para el año en curso, y se limitó a comentar que ésa es una de sus prioridades. Para que el FMI se equivoque, remachó, también tienen que hacer sus deberes desde Bruselas: “Si avanzamos en el Consejo de junio habremos dado un paso muy importante para que las previsiones sean mejor”.
En fuentes, el Gobierno mostró su malestar con el organismo internacional. Según su versión, no ha incluido el Programa de Reformas del Ejecutivo y contabilizan como deuda 100.000 millones de euros de ayuda a la banca, cuando España sólo ha solicitado 40.000 y espera que no computen como deuda. Unos “errores” que, se lamentaron, vuelven a poner en la picota al país.
Sobre el rescate: "Se imagina mi respuesta"
Volviendo a la comparecencia conjunta, cuando Hollande respondía, el presidente asentía y tomaba notas. Y viceversa. La sintonía según ambas partes fue total, a pesar de que la ausencia de la bandera española en la escalinata del palacio presidencial provocó algunos comentarios. Según Protocolo, no es la tradición, a pesar de que Moncloa sí que lo hace. Más allá de las formas, se cerraron acuerdos económicos en el marco de las reuniones que mantuvieron los cinco ministros que se trasladaron a París. Destacaron los de Fomento: ambos países se comprometieron a que el AVE entre España y Francia esté en funcionamiento en abril del año próximo. También conexiones francesas con Aragón y País Vasco.
Por último, sobre el rescate que podría solicitar España al Banco Central Europeo, los presidentes no se mojaron. Rajoy se lo tomó con cierta ironía, y dijo a la gallega que aún no ha tomado una decisión: “La respuesta ya se la imagina”. Hollande fue algo más concreto: “Le toca a España decirlo. El mecanismo permite ayudar a todos los países que lo necesitan. Cualquier país puede pedirlo sin que haya más condiciones que las señaladas en el proceso de déficit”, afirmó, en un nuevo espaldarazo a su colega español.