Gerona, la ciudad de la que fue alcalde Carles Puigdemont, es un feudo nacionalista en el que los edificios oficiales están "decorados" con lazos amarillos y pancartas sobre los presos. El peso del separatismo se agudiza con la instrumentalización de las instituciones de la ciudad a favor de la república y gestos como el de negar a la Fundación Princesa de Girona el alquiler del auditorio municipal para la entrega de sus becas anuales.
El Ayuntamiento, que dirige la pedecata Marta Madrenas, se declara republicano y otra de sus últimas actuaciones ha sido la de cambiar el nombre de la plaza de la Constitución por el de plaza del 1 de octubre.
Para protestar contra estas iniciativas, reivindicar la Constitución y censurar la exclusión de la parte de la sociedad que no comulga con el credo nacionalista, un grupo de ciudadanos ha convocado una concentración para el próximo domingo al mediodía en la plaza del Vino de la ciudad. "La Constitución es democracia" y "Todos somos Gerona" son los lemas de un acto que pretende discutir también en Gerona el aserto separatista de que las calles son suyas.