Puigdemont no sabe cómo salir del callejón sin salida en el que se metió a raíz de su fuga a Bruselas. Ahora intenta contactar con el Gobierno para negociar la rebaja de las cargas judiciales que pesan sobre él. Un asesor del expresidente de la Generalidad contactó con un enviado del Gobierno en Barcelona para sondear las posibilidades de una salida digna. Según informa el diario Crónica Global, "un estrecho colaborador de Carles Puigdemont perteneciente al ámbito de la comunicación se reunió con un enviado del Gobierno". El encuentro tuvo lugar hace unos días en el Hotel Casa Fuster, enclavado muy cerca de la antigua sede de Convergencia y lugar habitual de reuniones políticas de los nacionalistas que suelen tener poco de discretas.
La intención del negociador de Puigdemont era la de sondear la predisposición del Gobierno a pactar la retirada del fugado a cambio de un trato judicial suavizado. Según Crónica Global, el Gobierno no habría tomado en serio la "propuesta".
No es la primera vez que Puigdemont intenta contactar con lo que los separatistas llaman "Madrit", ya sean instancias políticas o judiciales. Incluso llegó a plantear una "negociación" con el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena a través del equipo jurídico que le representa. Como se recordará, la secretaria de Llarena interceptó la llamada de una letrada que en nombre de Puigdemont pretendía hablar con el magistrado.
El "plan Moncloa"
En cuanto a los contactos con el Gobierno, uno de los mensajes de Puigdemont al exconsejero de Sanidad, Toni Comín, dio pie a un desmentido del Ejecutivo de Mariano Rajoy. "El plan de Moncloa triunfa. Solo espero que sea verdad y que gracias a esto puedan salir todos de la cárcel porque si no, el ridículo histórico, es histórico...", escribía el expresidente. Puigdemont insiste en introducir la variable judicial en sus intentos por abrir una vía negociadora con el Gobierno.
La posición del expresidente es tan desesperada que el encuentro entre el referido colaborador del fugado y el enviado del Gobierno se hizo a espaldas del PDeCAT. Las relaciones entre Puigdemont y el PDeCAT son tan tensas como las que mantiene con ERC. No confía en su partido, como quedó demostrado en la confección de la candidatura de "Junts per Catalunya". Tampoco su partido confía en él y se ha sumado a la presión de los republicanos para que dé un paso al lado y se conforme con algún tipo de reconocimiento simbólico.