"Quiero deciros que estoy dispuesto a seguir dejándome la piel y la salud para pelear hasta el final, para ser el próximo presidente del Gobierno. No puedo garantizar que lo vayamos a conseguir, pero sí que yo me voy a dejar la piel para hacerlo". Con esta frase, Pablo Iglesias reaparecía después de más de tres semanas sin participar en un acto público. El líder de Podemos reunió este sábado en Madrid al llamado Consejo Ciudadano Estatal de su partido, la dirección morada al completo. Desde el Círculo de Bellas Artes de la capital, Iglesias hizo "autocrítica" de lo sucedido en 2017, puso encima de la mesa sus planes para 2018 y reivindicó su figura de líder de la formación dejando a un lado las críticas y las peticiones que en los últimos días han llegado desde sus socios de Izquierda Unida.
Reconoce la derrota
"Hay que decirlo muy claramente, es un año que no ha acabado bien para nosotros y para nuestros aliados. Hemos tenido un mal resultado en Cataluña. Si el de hace dos años fue malo, y lo calificamos como altamente decepcionante, el resultado del día 21 ha sido peor. Y cuando llega un mal resultado electoral hay que asumirlo y reconocer que deberíamos haber hecho las cosas mejor de lo que lo hicimos", afirmó Iglesias ante el medio centenar de miembros de su dirección. Versión muy distinta a la que ofreció esta misma semana Pablo Echenique en la que culpaba a la prensa de los malos resultados de los comunes.
En un discurso que duró casi una hora, Iglesias no solo se refirió a los "errores" cometidos por su partido en Cataluña. El líder de Podemos se remontó a comienzos del 2017 para reconocer que "su debate interno" antes de Vistalegre II se convirtió en una "amenaza de ruptura". "Nos equivocamos al llevar a los medios de comunicación debates que se tienen que tener dentro de la organización", advirtió a los suyos.
"No hemos logrado poner en agenda los temas sociales que son cruciales", continuó el líder de Podemos que, con la vista puesta en 2018, ha avisado a los suyos de que "aquí no valen excusas. Tenemos que asumir como normal que con nosotros no se aplican las reglas del resto de actores políticos. Tenemos que vivirlo con naturalidad y con orgullo porque, si es así, es por lo que representamos. Tenemos que asumir lo que implica el liderazgo. A los que cuestionan el poder desde posiciones de liderazgo se les va a atacar siempre. Así que no hay que buscar excusas ni chivos expiatorios".
Dejar atrás un 2017 negro
Con esta premisa puesta sobre la mesa, Iglesias quiso dejar atrás un 2017 negro para Podemos y se centró en sus propuestas para 2018. "Este año tenemos que mantener nuestro papel de oposición al PP en el Parlamento pero tenemos que recuperar la iniciativa política fuera del Parlamento, demostrando que no somos un partido más sino un instrumento real y efectivo".
Iglesias hizo una lista de peticiones a sus dirigentes. "Más calle", más manifestaciones pero también más labor institucional. Para ello, anunció que intentará forzar que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afronte este año un debate del estado de la nación en el Congreso. "Desde que nosotros llegamos al Parlamento el Gobierno no ha querido hacer un solo Debate sobre el Estado de la Nación. Y la situación de España bien merece tener un debate en el Congreso de los Diputados".
Adiós a la moción de censura
Iglesias también dedicó parte de su discurso a un PSOE que en las últimas semanas le lleva una importante ventaja en las encuestas. "Hay que decir algo que es triste y que no nos gusta y es que se ha constatado que el PSOE no quiere hacer una moción de censura. El PSOE no quiere echar a Mariano Rajoy", aseguró. Podemos deja así atrás el horizonte de la moción de censura en el que han basado parte de su estrategia en los últimos meses, pero no olvida a los socialistas. A su salida, el secretario general de Podemos dijo estar decepcionado con Pedro Sánchez "como mucha gente en el PSOE".
Iglesias también se refirió al anuncio que realizó el socialista el pasado lunes: una propuesta para que se imponga un nuevo impuesto a la banca para garantizar la viabilidad de las pensiones. Desde Podemos criticaron entonces que esta iniciativa era una copia e Iglesias dio este sábado un paso más. Anunció que la semana que viene su partido presentará en el Congreso una proposición de ley para hacerla realidad. "Vamos a pasar de las palabras a los hechos. Del desayuno informativo a la ley",lanzó el órdago al PSOE.
Ninguneo a las críticas de Garzón
A lo que no dedicó Iglesias ni unos minutos de su discurso fue a responder a las críticas que han llegado esta semana desde Izquierda Unida ni tampoco a responder a las exigencias de Alberto Garzón de crear una confluencia con un "acuerdo marco estatal", igual en todos los territorios, antes de marzo.
Tan solo a su salida y a preguntas de los periodistas, Iglesias se refirió a este asunto tirando por tierra las aspiraciones de Garzón. "Las decisiones, tal y como acordamos en Vistalegre, las toman los territorios", dijo, extremo que impediría que todas las confluencias se basasen en ese acuerdo marco que quiere el líder de IU. "Se tiene que hablar de nosotros porque hacemos cosas que cambian la vida de la gente y no tanto porque hablamos de nosotros mismos", advirtió.
Dar la batalla
Con esa intervención, Iglesias pretendió dejar atrás viejas pretensiones, como la moción de censura, y olvidar su debacle en Cataluña. Empieza así un año nuevo para Podemos en el que intentarán recuperar todo lo perdido en 2017."El día en que los inscritos y vosotros me digáis que mi puesto debe estar en otro sitio, bien sabéis que no me costará nada de esfuerzo estar en otra posición, pero mi prioridad ahora es ganar las elecciones de 2020". "Yo estoy dispuesto a dar la batalla, sí se puede", terminó Iglesias su discurso.