Josep Lluís Trapero permanecerá en libertad con medidas cautelares. En concreto, con comparecencias quincenales en el Juzgado más próximo a su domicilio, la prohibición de salir de España y la entrega del pasaporte. La Fiscalía de la Audiencia Nacional había reclamado para él el ingreso en prisión incondicional. La juez Carmen Lamela ha resuelto en los mismos términos en relación a la intendente Teresa Laplana, para quien el Ministerio Público pedía la entrada en la cárcel eludible con el pago de una fianza de 40.000 euros.
La magistrada y la Fiscalía interrogan ahora a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart. Los presidentes de la ANC y Omnium están también imputados por sedición, un delito que castiga con penas de entre 10 y 15 años de cárcel a las autoridades que se alcen públicamente para impedir la aplicación de las leyes. El Ministerio Público ha reclamado prisión incondicional para el primero y, cuando concluya la comparecencia de su homónimo, resolverá en un auto.
Argumentos de Carmen Lamela
En relación a Trapero y Laplana, la titular del Juzgado Central de Instrucción nº 3 de la Audiencia Nacional asienta su decisión sobre la jurisprudencia del Tribunal Constitucional: una medida cautelar debe ser "idónea, necesaria y proporcionada en relación con un fin constitucionalmente legítimo". Explica que "lo único que está siendo objeto de investigación hasta el momento son los hechos denunciados por el Ministerio Fiscal, los acontecimientos ocurridos los días 20 y 21 de septiembre en la Consejería de Economía de Barcelona". Los hechos anteriores y posteriores, precisa, no se tienen en cuenta para "determinar en este momento nuevas imputaciones" frente a los investigados.
Carmen Lamela ha recopilado declaraciones de los testigos, conversaciones telefónicas intervenidas con autorización del Juzgado de Instrucción nº13 de Barcelona, informes y reportajes fotográficos de la Guardia Civil sobre los altercados. "Estamos ante hechos muy graves que revisten los caracteres de un delito de sedición dentro de un contexto más amplio, como es la estrategia de actuación con finalidad separatista. Existen elementos que vinculan al Sr. Trapero con esta estrategia" –como el documento de enfoCAT hallado en el domicilio de Jove o las observaciones telefónicas en las que "se vislumbra una actividad de contravigilancia para proteger a determinadas personas frente a la Policía y la Guardia Civil"–"pero la actuación del Sr. Trapero no aparece todavía suficientemente perfilada hasta el punto de poderle vincular a hechos tan graves como los que esos días sucedieron, sin perjuicio de lo que pueda determinarse en una fase más avanzada de la investigación.
Trapero ha defendido que actuó en base a las órdenes judiciales y que no actuaron contra los concentrados "al estimar que, dado su volumen, ello podría haber generado una grave alteración del orden público sin consecuencias prácticas". En cuanto al riesgo de fuga, la juez entiende que "debe tenerse en cuenta que los dos investigados tienen residencia y domicilio conocidos y trabajo estable". Sobre la reiteración delictiva, "no se conoce otra clase de actividad anterior o posterior a los días 20 y 21 de septiembre que apoye la actuación de otras personas a favor del movimiento independentista" en relación con Trapero y Laplana.
Jornada en la Audiencia Nacional
La Audiencia Nacional ha respira este lunes una tranquilidad discordante con la magnitud del acontecimiento. Con la clama de quien se siente a salvo, los ‘Jordis’ han accedido a dependencias judiciales sonrientes y jaleados por una veintena de afines a la causa separatista. Sánchez, el presidente de la ANC –Asamblea Nacional Catalana– refrendaba a la entrada ese mismo mensaje: "Estoy seguro que hoy por la tarde volveremos en tren a Barcelona".
Le han servido a la intendente de los Mossos Teresa Laplana los mismos argumentos –ansiedad y vértigos– para disfrutar de la prerrogativa que la Audiencia Nacional denegó en su día a Mariano Rajoy como testigo en el juicio de Gürtel: declarar por videoconferencia. Por recomendación de su abogado, asignado por la consejería catalana de interior, el Mayor Josep Lluís Trapero se ha vestido de traje, colgando el uniforme que lució hace diez días.
Prioridad a los testigos
Los testigos han extendido sus declaraciones durante toda la mañana. Han comparecido dos agentes de la Guardia Civil asediados el 20 de septiembre en la Consejería de Economía (Barcelona), cuando desplegaban la Operación Anubis para detener a 14 altos cargos del Gobierno catalán que preparaban el referéndum ilegal del 1 de octubre. También ha expuesto su versión la secretaria judicial que supervisó los registros y abandonó el edificio por la azotea mientras una multitud agitada por las entidades esperaba en la puerta.
Los separatistas han acudido a la Audiencia Nacional representados por su habitual ‘afición’. Han sido, entre otros, miembros de las asociaciones que presiden Jordi Sánchez y Jordi Cuixart y políticos como Beth Abad y Feliu Guillaumes (PdeCat), Ion Inarritu (Bildu) o Bernat Picronell y Jordi Martí (ERC). El contrapunto, de un hombre y su cartel: "golpista, ladrón de libertades".
"Si Rajoy rompe ese diálogo, la responsabilidad histórica será suya", clamaba Jordi Sánchez minutos antes de su comparecencia. "Ninguna rendición y toda la dignidad. Ojalá el Estado español se siente a dialogar", añadía Jordi Cuixart.
Relato de los altercados
"Los días 20 y 21 de septiembre de 2017, en el curso de la práctica de una serie de diligencias de entrada y registro acordadas por el Juzgado nº13 de Barcelona, una muchedumbre de personas se concentró ante los edificios registrados. Dichas concentraciones fueron promovidas por diferentes asociaciones soberanistas, siendo las más destacadas por su capacidad de convocatoria las realizadas por los líderes de Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, respectivamente".
"A través de las citadas convocatorias se hacía un llamamiento, no a una concentración o manifestación pacíficas, sino para la "protección" de sus gobernantes e instituciones, mediante movilizaciones ciudadanas masivas, frente a los lugares donde se estaban llevando a cabo actuaciones policiales. En algunas de ellas se expresaba incluso que las concentraciones que existían eran "para aturar (parar) a la Guardia Civil".
"Estos hechos se produjeron fundamentalmente en Barcelona: en las Consejerías de Economía, Exteriores, Gobernación, en la sede del PSC donde se llegó a agredir a militantes socialistas, en la sede de la CUP y en la imprenta de Bigues i Riells (…) Sin embargo, la actuación más significativa tuvo lugar en la sede de la secretaría general de Vicepresidencia, Economía y Hacienda, en la Rambla de Cataluña.
"Algunos de los congregados pincharon ruedas y destrozaron diversos coches patrulla de la Guardia Civil. Otros impidieron a los agentes de la Guardia Civil; Cuerpo Nacional de Policía y a los integrantes de la comisión judicial abandonar los edificios tras los registros practicados. Otros manifestantes se sentaron sobre el asfalto delante de los coches y furgonetas de la Guardia Civil para impedir su movilidad. Otros procedieron a empujar a los agentes y a bloquear la salida de un vehículo de la Guardia Civil".
"Miembros de la ANC montaron un puesto para voluntarios, donde podían recoger un chaleco de diferentes colores y donde se organizaban turnos de relevo. Gritaban a los Mossos "no os merecéis la bandera que lleváis" intimidando a la Guardia Civil al grito de "no saldréis". Los responsables de ANC y OMNIUM se erigieron en interlocutores de la concentración, intentando negociar al menos cinco veces con las fuerzas de seguridad. Nunca utilizaron su control para diluir la concentración, planteaban opciones exclusivamente para sus fines políticos.
Jordi Sánchez, presidente de la ANC, se dirigió a los congregados: "El 1 de octubre votaremos, si nos quitan las urnas, las construiremos. Que nadie se vaya a casa, será una noche larga e intensa". Subido en un coche de la Guardia Civil con Jordi Cuixart, llamaron a la "movilización permanente a favor del referéndum y en contra de las actuaciones ordenadas judicialmente para impedirlo".
La magistrada cuenta cómo la secretaria judicial tuvo que salir camuflada entre los asistentes a un teatro contiguo, mientras que las comisiones de registros terminaron de salir a las 07H. "Los manifestantes ocasionaron graves daños en los tres vehículos oficiales de la Guardia Civil valorados en casi 135.000 euros.
"La finalidad inmediata de las personas que protagonizaron los actos estaba orientada a impedir que los funcionarios de la Administración de Justicia y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado desarrollaran sus funciones en cumplimiento de la Ley y de las resoluciones judiciales. La finalidad última era conseguir la celebración del referéndum y con ello la proclamación de una república catalana, independiente de España, siendo consciente de que desarrollaban una actuación al margen de las vías legales impidiendo la aplicación del ordenamiento jurídico en su conjunto y, en particular, de la Constitución".
"Durante todo el día, la Guardia Civil pidió de forma reiterada la intervención de los Mossos a través de la intendente Teresa Laplana. Ella respondió que no existía afectación a la seguridad ciudadana y tampoco preveía que la hubiera, ya que no parecía una masa violenta, por lo que no solicitaría la movilización de estas unidades".