Un mosso que no ha querido revelar su identidad –"estaría señalado, por los mandos y por parte de los compañeros"– ha explicado En Casa de Herrero, de esRadio, la situación que se está viviendo en el cuerpo de los Mossos d'Esquadra tras lo vivido el 1-O, con agentes permitiendo las votaciones, directamente colaborando con ellas y enfrentándose a policías y guardias civiles.
El mosso ha contado que hay "mucha discusión y crispación" en el cuerpo, dividido tras el referéndum. Si les dieran la oportunidad, "muchos, muchos, entre ellos yo", se incorporarían a la Guardia Civil o a la Policía "para salir de este caos", para "respirar, coger aire, aliviarnos internamente". "Nuestros sentimientos, nuestros valores por los que hemos estado luchando han estado mermados y tocados", ha lamentado.
El agente ha contado cómo vivió él la jornada de votación: fue enviado con otro agente a un colegio, "a nuestra suerte, sin garantía". "Estábamos vendidos", ha señalado. "Las órdenes eran muy laxas" y les avisaron de que "nos encontraríamos con mucha gente". "Todo desembocó en no poder cumplir las órdenes judiciales, que es a lo que nos debemos", ha explicado.
Según ha contado, "no obtuvieron refuerzos": en su opinión, estaba claro desde el principio que "no iban a actuar, no iban a entregarnos los medios". La tónica habitual era "hacer ver" que intervenían pero a la hora de la verdad, o se lo impedían o era preferible no intentarlo "porque éramos dos". "Siento un gran bochorno y una gran vergüenza", ha dicho el agente, que también ha lamentado la situación de acoso a la Guardia Civil y la Policía en Cataluña.
"Los hemos abandonado, siento impotencia de no poder ayudar (…) Siento mucha rabia y mucha impotencia", ha dicho el agente, que no ha dudado en calificar al cuerpo de policía política tras lo visto el 1-O.