El Mundo se centra hoy en la policía de los independentistas. "Los Mossos ceden al separatismo la calle para acosar a los jueces" mientras "Forcadell arenga a las masas y lidera el acoso a los jueces". Vamos, lo de siempre. Dice el editorial que "en su suicida escapada hacia adelante", la Generalidad "ha convertido durante las últimas horas la coacción institucional en una presión social". En las últimas horas de los últimos cinco años, querrá decir. En cuanto a los Mozos, "su inacción durante el asedio de los manifestantes a la guardia civil ha disparado las dudas sobre su lealtad (…) Están obligados a preservar el orden público. No es algo optativo. Es una exigencia democrática por mandato judicial". Vale, pues si no cumplen, ¿qué tal si Interior les suspende de empleo y sueldo, como le pasaría a cualquier funcionario que no cumpliera con su obligación? Federico Jiménez Losantos dice con ironía que "el efecto de la solemne declaración institucional del presidente del Gobierno ha sido extraordinario. Pocas veces menos han rendido a más de forma tan barata; nunca en la historia de España unos cuantos delincuentes sin armas han atacado con tanto éxito a las fuerzas armadas que defienden el orden legal y legitimo". Y mientras, "la respuesta del Gobierno ha sido celérea, silícea, fulmínea", ordenando a las fuerzas "a las que escupen, agreden y roban armas que no respondan". Los pobres guardias civiles siempre haciendo de payasos de las bofetadas. Propongo que el sueldo que les quiten a los mozos sediciosos se lo den en compensación a los guardias.
El País dice que "Puigdemont responde con un paso más hacia el referéndum". Cebrián está en modo gobierno, acojonado, y recula en su agresividad de días atrás. Ahora pide "diálogo", en el "momento adecuado". Fija ese momento cuando Cataluña "reconozca la legitimidad del Estado de derecho" y regresen al "respeto a la ley". Cuando los elefantes vuelen, día arriba, día abajo. Entonces habrá que repensar el "encaje de Cataluña en una España reformada" que al paso que vamos va a ser encaje de bolillos. Y en cuanto a los energúmenos que insultan, agreden y amedrentan a todo el que les lleva la contraria, "es obvio que es necesario reconquistar los afectos e incorporar a los sectores más amplios posibles de la sociedad a un proyecto de transformación común". ¿Afectos? Cebrián, ¿qué te has tomado? Javier Ayuso escudriña el alineamiento ya descarado de Podemos con los separatistas. "Hay que retrotraerse a una cena en casa de Jaume Roures". "La cena sirvió para crear una unión fraterna entre el independentismo catalán y la izquierda radical española, a la que se unieron otras fuerzas como Bildu y a la que quieren arrastrar al PNV y al PSOE". Aunque el "objetivo público es echar a Rajoy", que es lo que vende, "lo que realmente pretenden es vehicular la ruptura de Cataluña con España", "consumar una declaración de independencia en Cataluña acompañada de estallidos sociales en toda España". Qué cena tan apasionante. Parece que hubo algo más que pan tumaca.
ABC dice que "Puigdemont entierra el diálogo con la lista de colegios electorales del 1-O". No lo entiendes, Bieito, es para facilitar a la Guardia Civil a dónde tiene que acudir y no pierdan el tiempo buscando. Uno de los editoriales avisa sobre Pablo Iglesias, como si no lo tuviéramos ya calado. "Pablo Iglesias es un político que tiende a esconder tras unas aparentes buenas formas una ideología de plomo (...) Su España no es una España de todos, sino de unos contra otros". Lo de las buenas formas es discutible, pero lo que no se entiende es que haya gente normal que vote a este personaje. Ignacio Camacho cree que habrá final feliz, como en las pelis. "Quedan días duros e imprevisibles pero ha empezado a cundir la idea de que al fin existe voluntad de tomar el asunto en serio. De este primer escarceo, el Gobierno ha sacado una conclusión: los Mozos de Escuadra no son fiables en caso de jaleo", pues hala, a la calle. Que los paguen Puigdemont y sus hordas de salvajes. "Esperan diez días en vilo, durante los cuales ni siquiera la cohesión del frente constitucional puede considerase completa", con Pedro que ni sí ni no y Cs con remilgos con el 155. Y eso que "los socialistas se han encontrado con un inesperado regalo político de Podemos, ya abiertamente alineado con los independentistas. Iglesias se ha metido solo en la trampa que pisó la noche que fue a cenar con Junqueras". Yupiiii, gracias Dios mío, algo bueno salió de esa cena.
La Razón recuerda la "orden a los Mossos de proteger a jueces y fiscales ante el acoso". Marhuenda teme que la situación evolucione hacia un "proceso revolucionario". "El problema es que el separatismo catalán está muy lejos de tener la condición pacífica que le atribuye una propaganda obsesiva, como sabe, y padece, cualquiera que viva en Cataluña. El movimiento secesionista se nutre de individuos radicalizados de extrema izquierda y antisistema, para quienes la violencia contra el discrepante es una herramienta de uso común". "Si a este tipo de energúmenos se les alimenta con un discurso xenófobo y supremacista, como el que mantiene la Generalitat, tendremos servido el peor escenario". Francamente, Marhuenda, no encuentro ninguna diferencia entre los energúmenos violentos de los que hablas y los dirigentes catalanes. Dice Pedro Narváez, "hay cientos de miles de catalanes que temen por su seguridad", la famosa mayoría silenciosa. "Es legítimo ser independentista. No así. Mandando a las ovejas con sangre política para que las fieras husmeen su rastro". Qué país tan maravilloso están creando. Acabaremos por salir a la calle todos a suplicar que se independicen, pero ya.
La Vanguardia sigue sediciosa. Hoy Enric Juliana se encarga de la propaganda internacional. "Inquietud en Europa ante el 1 de octubre". Lo hace a la catalana, o sea, con mentiras. Cuenta que ayer en una rueda de prensa en la Comisión Europea los periodistas estaban muy interesados en la revuelta catalana y que vio "un cierto tono favorable a la parte catalana. Las detenciones policiales no suelen tener buena prensa. Las protestas pacíficas gustan al público". ¿Protestas pacíficas? ¿Se refiere a los ataques a los agentes? ¿Tal vez al amedrentamiento generalizado? ¿O quizás a los insultos y escupitajos? Esta es la República Catalana. Mejor levantar un muro alrededor de esa república que los aísle, no nos vayan a contagiar. Ah, y que se lleven a Pablo Iglesias sin billete de vuelta. ¿Y qué hace Juliana viviendo en Madrid, teniendo la posibilidad de largarse a ese paraíso catalán de las protestas pacíficas?