El proyecto de la nueva Cataluña que pretenden alumbrar los separatistas a partir del próximo 2 de octubre es un Estado moderno, con una democracia avanzada, gran solvencia financiera e increíblemente bien gestionado bajo las directrices de las CUP. El cómo se llegará a esta situación es algo que los principales impulsores de la independencia no han explicado todavía, pero por lo que vamos sabiendo, parece que la nueva realidad surgirá como por ensalmo una vez se proclame la república catalana.
Oriol Junqueras hizo anoche valer en La Sexta precisamente este argumento de la independencia como suceso taumatúrgico, capaz de convertir una región quebrada y con la clase política más incompetente de nuestro entorno en la envidia de Occidente.
Ana Pastor invitó al vicepresidente catalán para iniciar la temporada de su programa con un nuevo formato, que cuenta con la participación del público para ayudarle a interrogar al entrevistado. No fue suficiente. Junqueras no explicó nada sobre cómo pretenden hacer el prodigio de crear una República al margen de la Constitución, la UE, la democracia y el sentido común, y ni Ana Pastor ni los ciudadanos convocados por La Sexta fueron capaces de sacarle una respuesta coherente.
De hecho, los nacionalistas presumen de esa incapacidad para decir nada concreto, que presentan como un gesto de astucia sin igual. Anoche, por ejemplo, Ana Pastor intentó que Junqueras dijera si tienen o no papeletas para el referéndum, si tienen o no urnas y si van a poder abrir los colegios electorales en las ciudades cuyos alcaldes se han negado a participar en la chorrada -no por lealtad constitucional, sino para evitar perder el sueldo oficial por una inhabilitación. Pues bien, el vicepresidente aseguró con media sonrisa que lo tienen todo previsto, solo que no lo puede contar para evitar que el Estado descubra donde está almacenado el atrezo de la consulta. En este nivel de trapacería infantil se mueve el procés en la cima de la pirámide, lo que permite hacerse una idea cabal de en qué estado de delirio se mueven las bases del movimiento.
Están tan fuera de la realidad que realmente creen que una Cataluña independiente seguiría formando parte de la Unión Europea. Junqueras, de hecho, afirmó que él no quiere abandonar Europa, declaración solemne que habrá provocado un suspiro de alivio generalizado entre los jefes de Estado y de Gobierno de la UE. De hecho, Junqueras es un unionista europeo convencido, que aboga por el estrechamiento de las relaciones entre los países de Europa a través de instituciones políticas comunes, lo que constituye una llamativa paradoja: los separatistas quieren ser independientes, pero solo de España. Con Lituania, Chipre, Finlandia y Bulgaria cuanta más unidad, mejor.
El insulto definitivo a la inteligencia fue, sin embargo, la manera en que Junqueras trató de presentar la gestión de la policía catalana durante los recientes atentados de Barcelona. La presentadora le recordó las advertencias de la CIA, negadas al principio y reconocidas después, pero los nacionalistas están blindados contra la realidad. La gestión fue sublime y la labor de las autoridades, ejemplar. "Eso nadie lo duda", apostilló Pastor. Hombre, Ana, nadie…
Junqueras no solo salió vivo del envite sino que se rió de la audiencia de La Sexta, especialmente la del plató, y de la presentadora estrella de la cadena, a ver si en una de estas se da cuenta de que las interrupciones continuas al invitado y los gestos a la cámara no son atributos necesarios del verdadero periodismo de calidad.