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La Generalidad incendia la Diada y respalda la estrategia de tensión de la CUP

Los convergentes avalan las provocaciones de los antisistema a la Guardia Civil y el acoso a los alcaldes.

¿La última Diada? La CUP da por acabado el proceso. Durante los últimos cuatro años, la fiesta autonómica del 11 de septiembre se ha convertido en una coreografía de masas cuyas cifras de participación han sido infladas por la propaganda nacionalista y las instituciones catalanas hasta el millón y medio de personas que contaron en la última convocatoria.

Poco importa si este lunes hay más o menos gente que otros años. Según la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, se han inscrito previamente casi cuatrocientas mil personas, muchas más que en las millonarias ediciones anteriores. Toda la Cataluña independentista está citada en el centro de Barcelona para la que consideran de manera unánime la última Diada autonómica. El año que viene, la fecha, sostienen, tendrá otras connotaciones. Si se impone la república, casi prometen, se acabaron las grandes y ya casi típicas manifestaciones.

A pesar de estar garantizado de antemano el éxito de convocatoria, la Generalidad pretende que se distinga de las demás por la presión a los alcaldes que se resisten a ceder locales para el referéndum. Prueba de ello es que el consejero portavoz, Jordi Turull, ha convertido su intervención en un mitin en una de las primeras celebraciones institucionales de la Diada este domingo en Lérida.

Ante el alcalde socialista Àngel Ros, que ya ha tenido que soportar una manifestación de la CUP a las puertas del consistorio, Turull aseguró que en la Diada, además de "honrar el pasado", hay que "pensar en el futuro". "¿Qué harás el 1 de octubre? ¿Ayudar a votar o ayudar a impedirlo?", se preguntó Turull ante un alcalde con cara de circunstancias.

El modelo a seguir

Después y a preguntas sobre el registro en la revista El Vallenc, en la localidad tarraconense de Valls, y el acoso y burlas a la Guardia Civil de un centenar de personas convocadas por la CUP, el consejero Turull ha declarado que "esa es la actitud que hay que tener para defender con alegría, convicción y de manera pacífica el derecho de los catalanes a votar".

La manifestación de este lunes no será como las anteriores. El separatismo la considera el inicio de la campaña por el 1-O. A pesar de que el teórico inicio está previsto por la ley del referéndum para el jueves 15, la Diada tendrá en esta ocasión el contenido práctico de apelar a la participación en la consulta y exhibir fuerza ante el Gobierno, jueces, fiscales y Fuerzas de Seguridad del Estado.

La concentración ante las puertas del semanario registrado, los insultos y burlas recibidos por los guardias plantados en la calle y la tensión lejos de ser condenadas por el presidente o el gobierno autonómicos se erigen como modelo de conducta a seguir a partir de ahora, según Puigdemont.

La ANC y Òmnium han informado de que el final del acto de la Diada será de tono festivo, con un concierto de los grupos Txarango, Els Pets y Jarabe de Palo, entre otros. A lo largo del recorrido, cientos de voluntarios de la ANC identificados al efecto recogerán fondos para pagar la fianza de Mas y otros cargos por la organización del 9-N. La CUP contará con el apoyo en la manifestación de sus colegas vascos con Arnaldo Otegi a la cabeza. También habrá representación del Bloque Nacionalista Galego y del Sindicato Andaluz de Trabajadores.

El fin de fiesta en Barcelona de los últimos años ha consistido en la quema de banderas de España a cargo de encapuchados en actos organizados por la CUP. En las ciudades catalanas cuyos alcaldes no quieren ceder locales electorales, la Diada consistirá en concentraciones frente a los ayuntamientos.

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