El Mundo: "El separatismo exhibe su ley para echar al Estado en 34 días". Qué graciosos, echar al Estado. Antes el Estado les echará a ellos. Dice el editorial que "todo esto no dejaría de ser un ridículo delirio, si no tuviésemos ya suficientes pruebas de que los independentistas no parecen dispuestos a dar marcha atrás. El Gobierno debería dar una respuesta adecuada a a este desafío". A ver si empezamos a concretar. ¿Cuál es la respuesta adecuada? Porque de que se va a cumplir la ley, que España es una gran nación y memeces como esas estamos ya hasta la coronilla. Arcadi Espada dice que "este otoño, en Cataluña, se producirá una situación traumática, inédita desde el golpe del 23-F". Con la diferencia de que éste es un golpe anunciado y a cámara lenta.
El País dice que "el independentismo lanza la ley suprema de su república". El editorial se dedica a contarnos lo chunga que es esa ley y esa república. Que si "cancela la división de poderes", que si "quita funciones al Parlament", que si va "en contra del Estatuto". Incluso llega a decir que "estamos ante un proyecto que no se merece ningún ciudadano catalán", ni siquiera "el grueso de los independentistas de buena fe". ¿Pero de qué estamos hablando? Si se independizan a su bola, allá penas con cómo quieran gobernarse. ¿Y quienes son los independentistas de buena fe? A El País le falta un tornillo.
ABC anuncia que "Rajoy y Sánchez hacen un frente común contra la ley de ruptura". Ya, pero ¿hay alguien más? Bieto Rubido también está hasta el gorro de Rajoy. "Supongo que va siendo hora de actuar, y no me vuelva a decir que no habrá papeletas ni urnas", por Dios, tenga piedad. "El comportamiento de los separatistas catalanes, además de hartazgo, produce náuseas. Se equivocan al no pedir opinión al resto de españoles. Es posible que hasta se llevasen una sorpresa". Si lo estamos deseando: España clama por un referéndum para que se larguen rapidito. Eso sí, sin un duro. El editorial, con más sentido común que El País, deja claro que "el bodrio" que presentaron ayer "no merece ni ser comentado" y pide, otra vez la aplicación del 155. Hermann Tertsch toca tambores de guerra. "Habrá que ver quién puede más, como dice un Trapero Mayor de los Mozos de Escuadra, en referencia a su gente armada por un lado y la Fuerzas de Seguridad del Estado por el otro. No debe tener ninguna duda. Hay muchos más españoles, también en Cataluña, capaces del sacrificio personal por España, incluido el último y supremo, que nacionalistas dispuestos a ofrecer no ya la vida o la salud, siquiera su patrimonio, empleo o pensión por defender el proyecto de secesión". Debe referirse a esa mayoría silenciosa que dicen que existe pero que nunca se deja ver. "Se debió dejar claro hace mucho que España no puede romperse sin violencia y sin sangre". ¿Sangre? ¿Por los separatistas? Ni una gota.
La Razón anuncia a bombo y platillo que la "ley de ruptura " es "ilegal". ¡No fastidies Marhuenda! Dice el editorial que la ley es "un puro golpe de mano contra la legalidad". Los golpes contra la legalidad son golpes de Estado, no golpes de mano, a ver si nos dejamos de eufemismos. "Estamos ante el primer ataque frontal contra nuestra democracia. Hay que pararlo". ¿Y que hacemos, Marhuenda, mandamos los tanques? Ussía coincide con Rubido. "Convoquen un referéndum legal, en el que todos los sujetos constituyentes, los españoles, seamos llamados a las urnas. Con las urnas legales pueden llevarse una desagradable sorpresa. Es posible que el desprecio que sienten por el resto de España les procure el disgusto de concederles la independencia". Estampársela, más bien.
La Vanguardia dice como si tal cosa que "JxSí y la CUP anuncian la ley de la república catalana para antes del 1-O". Qué bien, así ya la tienen preparada cuando les echemos a patadas. El editorial pone en cuestión la "legitimidad" de dicha ley. "No cabe olvidar que el independentismo tiene el apoyo de menos de la mitad de los votantes catalanes, pese a su mayoría parlamentaria (…) Para que un referéndum sea válido, y su resultado legítimo, no basta con la ilusión de la ciudadanía y la labor agit prop de las entidades independentistas. Son precisas garantías legales que ahora no se dan". Rereféndum ya, queremos votar. Enric Juliana lo pone todo en manos de Trapero. "El jefe de policía catalana es hoy el personaje clave, puesto que en octubre probablemente se hallará ante disyuntivas determinantes". Eso tiene fácil solución. Cobra del Estado español, ¿no? Pues obedece a sus jefes, que somos todos los españoles o a la calle.