Más de 24 horas ha tardado en reconocer la consejería de Interior de la Generalidad que la policía belga se puso en contacto con un mando de los Mossos para recabar información sobre Abdelbaki Es Satty, quien meses después recalaría en la localidad gerundense de Ripoll como imán.
El alcalde de Vilvoorde (Bélgica), Hans Bonte, informó el martes de que Es Satty había viajado a su localidad para establecerse como imán, pero ante la falta de referencias, el titular de una de las mezquitas en las que pidió trabajo informó al ayuntamiento belga. La policía local de Vilvoorde fue la que se puso en contacto con el jefe de la Unidad de Análisis Estratégicos de la comisaría general de información de los Mossos d’Esquadra, que respondió a través de un correo electrónico que no tenían información sobre el sujeto.
Ante las revelaciones del alcalde sobre las andanzas de Es Satty en Bélgica, el Ministerio de Interior negó que la Policía Nacional o la Guardia Civil hubieran recibido algún tipo de demanda de información sobre el imán. Finalmente, la Generalidad ha admitido, tras tajantes desmentidos previos, que la policía local de Vilvoorde pidió datos sobre Es Satty a los Mossos.
Descubierto el pastel, el consejero de Interior, Joaquim Forn, defiende que se trató de una "consulta informal", un "contacto por correo electrónico". Tal contacto ocurrió el 8 de marzo del año pasado y el mando de la policía autonómica respondió a su colega belga que le constaba que un tal Mustafa Es Satty había sido investigado por vínculos terroristas, pero que sobre Abdelbaki Es Satty carecía de datos. Mustafa es un familiar de Abdelbaki que fue imán suplente en 2006 de una mezquita de Vilanova i la Geltrú y había vivido en un piso en el que también se habían alojado dos terroristas del 11-M.
Del silencio al reconocimiento
La Generalidad intenta restar trascendencia al hecho tras haber mantenido primero un silencio sepulcral y haber negado luego tener noticia alguna sobre lo que apuntaba el alcalde belga. El portavoz del Govern, Jordi Turull, atribuye la difusión de la noticia a un intento por "desmerecer la brillante actuación" de la policía autonómica, una actuación con sombras también en el caso de la explosión en el chalet de Alcanar donde la célula preparaba los atentados. Según informa ABC, la juez Sonia Nuez Rivera, personada en el lugar de los hechos, advirtió a los Mossos sobre la posibilidad de que allí se estuviera preparando un atentado dada la gran cantidad de bombonas de gas acumuladas. "Señoría, no exagere", le replicaron.
La ingente campaña propagandística sobre los Mossos comienza a hacer aguas. Turull, en la radio de la Generalidad, Catalunya Ràdio, ha afirmado que "lo que me dicen desde Interior es que comunicación oficial no ha habido en ningún momento", tesis llevada al extremo por Forn al decir que "los Mossos no pueden tener contactos oficiales con ninguna policía europea". El ejecutivo catalán difunde que la seguridad de los ciudadanos de Cataluña está en grave riesgo porque el Gobierno niega el acceso de los Mossos a la base de datos de Europol.
Según Turull, las novedades en torno a la investigación y la actuación de los Mossos son fruto de una campaña por "envidia" ante la eficacia policial y censura el supuesto veto del Gobierno a la inclusión de los Mossos en la Europol. "Ahora nos dicen que para ser miembro de Europol hay que ser un Estado. Que todo el mundo tome nota", ha manifestado en la radio oficial Turull, para quien los detalles sobre el contacto entre la policía de Vilvoorde y los Mossos son "casualidades de tertulia de café".
Sin embargo, esas "casualidades" destrozan el relato de la Generalidad construido con el "major" de la policía autonómica, Josep Lluís Trapero, como gran protagonista de una administración con hechuras de Estado.
Entre tanto, el Gobierno mantiene un pulcro silencio y deja que la Generalidad ocupe el primer plano. A preguntas de Catalunya Ràdio, Turull ha mandado el mensaje de "tranquilidad" de que el 1 de octubre se celebrará el referéndum.