Rumbo de colisión. No hay ni pregunta ni fecha, pero los separatistas abundan en la vía unilateral. El presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, fue designado en enero de 2016 a cambio de que el gobierno autonómico culminara el proceso de independencia en 18 meses. Cataluña debería haberse constituido en república el pasado abril, pero Convergencia logró una prórroga de la CUP que derivó en la promesa de que la consulta se celebraría en la segunda quincena de septiembre como muy tarde. Todo está por ordenar, pero en la reunión de este lunes se ha ratificado una vez más la consigna "referéndum o referéndum".
Tanto Puigdemont como el líder de ERC y vicepresidente de la Generalidad, Oriol Junqueras, se han comprometido con la celebración del referéndum y ninguno está dispuesto a ser el primero en ceder y admitir el bloqueo legal. Les presiona la CUP y un electorado al que han prometido la independencia de Cataluña con unas condiciones económicas inmejorables y dentro de la Unión Europea.
Este lunes, en la "cumbre" convocada por Puigdemont con los representantes de los grupos parlamentarios favorables al llamado "derecho a decidir", no ha sido posible fijar la fecha, el obvio 1 de octubre que según anotó La Vanguardia es el domingo apuntado en rojo en el calendario de la Generalidad. Mucho menos ha habido acuerdo en la pregunta, aunque en su redactado caben pocas variantes.
Los diputados antisistema de la CUP están mostrando mucho más pragmatismo que los parlamentarios de la coalición de Junts pel Sí formada por ERC y Convergencia. Los radicales quieren una fórmula "binaria" y máxima claridad. Su propuesta de pregunta es: "¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente?". Los "junteros" debaten si se debe añadir independiente "de España" y si sería pertinente sustituir el término "estado" por el de "república".
La portavoz del ejecutivo autonómico, Neus Munté, afirma que no ha habido acuerdo, pero no duda en que el objetivo compartido y la premura de tiempo acelerarán el pacto. Marta Rovira, portavoz de ERC y del grupo parlamentario del Govern ni se ha mostrado satisfecha con las conclusiones de la cumbre ni lo contrario. Es "urgente", ha dicho, fijar fecha y pregunta. El matiz es que no ha hablado, a diferencia de Munté, de seguir con el intento de "negociación" con el Estado para pactar la consulta.
Diálogo agotado
Esa es una vía "agotada" al parecer de la cupera Anna Gabriel, que ha declarado que su grupo asistirá a todas las reuniones de urgencia de Puigdemont, pero exige "menos retórica y más concreción". El mensaje del Gobierno de la Generalidad es que se mantiene la "oferta de diálogo" sobre un referéndum pactado a pesar de las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, sobre la imposibilidad de incluir la consulta en las negociaciones.
La cumbre ha servido para constatar las diferencias entre los partidos más allá de la división de la versión catalana de Podemos. Los "comunes" de Ada Colau se han abstenido de acudir a la cita. Si lo ha hecho Albano Dante, diputado autonómico y teórico líder de Podem, que se felicitaba porque Puigdemont no haya descartado la vía del acuerdo con el Gobierno que preside Mariano Rajoy.
El presidente de la Generalidad convocó la cita de los grupos parlamentarios del proceso tras la reunión el pasado sábado de las ejecutivas de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Associació de Municipis per la Independència (AMI) en la que se urgió al gobierno autonómico a fijar fecha y pregunta para el referéndum.
El encuentro también ha servido para constatar que en el grupo de Junts pel Sí, ERC y el PDeCAT van por su cuenta, que lo mismo ocurre en el Ejecutivo de coalición y que Puigdemont y Junqueras están contra la pared porque la CUP no contempla la salida de una convocatoria de autonómicas en vez del referéndum definitivo.
El cantautor Lluís Llach es quien ha intentado exhibir la parte provechosa del acto. Diputado "independiente" en la coalición del Govern, ha subrayado que el ejecutivo acudió a la reunión "con más ánimo de escuchar que de hablar". Los partidos separatistas calientan motores para el choque en medio de los recelos. El PDeCAT, la nueva Convergencia, cree que ERC, al que favorecen las encuestas, pretende ahorrarse la convocatoria del referéndum y prefiere unos comicios autonómicos sin inhabilitaciones. Desde la óptica nacionalista, más allá de la independencia, lo que está en juego es el poder en Cataluña en los próximos años.