El sacerdote Custodio Ballester, titular de la parroquia de la Inmaculada en el barrio de Sanfeliu de Hospitalet de Llobregat, ha publicado una dura carta dirigida a los obispos catalanes en la que les reprocha su apoyo al referéndum de autodeterminación y su sometimiento a los criterios ideológicos del separatismo.
Los obispos de Cataluña difundieron la pasada semana una nota en la que se declaraban "herederos de la larga tradición de nuestros predecesores, que les llevó a afirmar la realidad nacional de Cataluña". "Conviene que sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán, para que sea estimada y valorada su singularidad nacional, especialmente su lengua propia y su cultura", añadía el comunicado de los mitrados.
Ante el sesgo de la nota, el cura Ballester -que ha sido advertido en diversas ocasiones y por diversas vías de que actividades como las procesiones de Semana Santa con veteranos de la Legión o en manifestaciones en contra del aborto en los hospitales en los que está representado el arzobispado no son bien vistas- ha recurrido a la web de información religiosa Germinans para denunciar que "en su nota conjunta, los obispos de Cataluña no hablen del Pueblo de Dios (que es el que la Iglesia nos confió), sino sólo del pueblo de Cataluña (el medio pueblo de Cataluña que tiene el poder y por el que parecen apostar) elevándolo así a categoría teológica; me duele que no se nombre en ningún momento ni a Cristo ni a su Iglesia y se prescinda del anticristianismo radical de ese "pueblo de Cataluña" que ha profanado ya los símbolos más sagrados de nuestra fe".
Ballester se pregunta también si "¿debemos entonces aceptar que se abra el camino a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas de sus diócesis para que se pongan al servicio incondicional del nuevo Estado inmoral y tiránico que se quiere refrendar contra la mitad del pueblo catalán y contra el resto de España?".
Avisos de la superioridad
El texto alude además a los avisos eclesiales recibidos por el sacerdote a raíz de polémicas como las de las procesiones con el Cristo de la Buena Muerte o el funeral con los veteranos de la División Azul. Ballester dice sentirse engañado "porque durante meses se me ha conminado a evitar cualquier connotación, en mis palabras y actuaciones, que pudiese ser interpretada como un posicionamiento a favor de la unidad de España, que forma parte de las legítimas aspiraciones de la mitad del pueblo catalán; porque se me indicó que cualquier manifestación pública en ese sentido podía provocar crispación y división entre los fieles católicos que viven en Cataluña".
Añade el sacerdote: "Por tanto, que la procesión con el Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios en Hospitalet estaba fuera de lugar; que la Santa Misa celebrada por los difuntos en acto de servicio de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no era de mi competencia; que la atención pastoral prestada a los nonagenarios socios de la Hermandad de la División Azul y el posterior acto académico eran una provocación en toda regla; y que la manifestación contra la cristianofobia y por la libertad de culto y de expresión en la Plaza de San Jaime -con la imagen de Cristo crucificado- no era conveniente que estuviera acompañada por ningún sacerdote porque producía crispación social".
Conceptos no pastorales
Ballester subraya que "la realidad nacional de Cataluña no es un concepto pastoral, sino político" y critica que los obispos "hayan legitimado las aspiraciones de menos de la mitad de los catalanes". Califica de "elucubración hegeliana" el "pueblo catalán" al que se refieren los obispos y cuestiona la receta del diálogo: "Insisten en que se ha de dialogar con ellos. ¿Sobre qué? ¿Sobre el calendario de imposición de la corrupción moral?".