El Ejecutivo autonómico catalán reclama al Gobierno que ponga fecha y hora para la comprometida reunión de Mariano Rajoy con Carles Puigdemont. La Generalidad quiere abordar la agenda de los 46 puntos; Moncloa excluye el relativo al referéndum. Sea como fuere, el PDeCAT, la nueva Convergencia, tiene prisa por recuperar el hilo de unos contactos que según el delegado del Gobierno en la región, Enric Millo, son fluidos. Oriol Junqueras, vicepresidente del Gobierno catalán y líder de ERC, se confirma como interlocutor preferente de Soraya Sáenz de Santamaría. Este hecho ha desatado los recelos y sospechas entre convergentes y republicanos, que mantienen estrategias contrapropuestas frente a la denominada "operación diálogo" del Gobierno.
Mientras el trato entre la vicepresidenta del Gobierno y su "homólogo" catalán es más que correcto y "constructivo", el PDEcat ofrece una imagen de dispersión realzada por el retorno de Mas y el papel cada vez más ornamental de Puigdemont. En ese contexto, el presidente de la Generalidad se aferra al guión de la "hoja de ruta" y al mantra de "referéndum o referéndum" pero sin renunciar a una cuota de protagonismo en las conversaciones a mil bandas sobre el expediente del proceso.
Este martes, Puigdemont y sus consejeros, así como la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y los miembros de la mesa de la cámara autonómica, fueron advertidos personalmente de la resolución del Tribunal Constitucional (TC) del pasado 14 de febrero en la que se prohíbe la celebración del referéndum prometido por los separatistas para la segunda quincena de septiembre como muy tarde.
Dos funcionarios del Tribunal Superior de Justicia de Cataluna (TSJC) se presentaron en la Generalidad y en el parlamento para entregar con acuse de recibo el fallo del TC y la advertencia de que se abstengan de perseverar en la organización del referéndum.
A diferencia de lo ocurrido con ocasión del 9-N de 2014, los avisos son personales y deben ser firmados por los apercibidos. El cambio de registro pretende evitar que Puigdemont, Junqueras o Forcadell, en la hipótesis de un juicio por desobediciencia, puedan argüir defectos de forma en las notificaciones, tal como han hecho las defensas de Mas, Joana Ortega e Irene Rigau con ocasión del juicio del 9-N en el TSJC.
Fotos con Junqueras
Puigdemont ha aprovechado la interrupción de la reunión del gobierno provocada por los funcionarios del TSJC para retratarse en el momento de la firma del recibí en compañía de un cariacontecido Junqueras, quien sólo horas antes compartía protagonismo con Soraya Sáenz de Santamaría en un acto con empresarios organizado por El Periódico. Puigdemont ha publicado la imagen en su cuenta de Twitter con el siguiente comentario: "Nueva advertencia del TSJC. La judicialización es toda la oferta de Madrid. Pero no hay amenazas que puedan impedir el #Referèndum". Poco después, su portavoz, Neus Munté, reclamaba una cita al máximo nivel y negaba la existencia de conversaciones formales.
Nova advertència del TSJC. La judicialització és tota l'oferta de diàleg de Madrid. Però no hi ha amenaces que puguin impedir el #Referèndum pic.twitter.com/vvaqTFHC9l
— Carles Puigdemont (@KRLS) February 21, 2017
Según el líder del PSC, Miquel Iceta, la reunión entre Rajoy y Puigdemont ya se habría producido y sólo habría servido para constatar la distancia que separa a ambas partes. La predisposición de Junqueras a retratarse con Sáenz de Santamaría y la irrupción de Mas en la escena han colocado a Puigdemont, que además ya ha dejado claro que no repetirá, en una posición tan incómoda como endeble y prescindible.