Superado el primer día de la Asamblea de Vistalegre de Podemos se puede decir que la sangre, por ahora, no ha llegado al río. Las diferencias estaban y se notaban, pero el público hizo un llamamiento a la "unidad" y a Iglesias y a Errejón no les quedó más remedio que escenificar una calma fingida.
No hubo una palabra por encima de la otra entre los dos dirigentes del partido. Llegaron incluso a abrazarse delante de las cámaras. Lo más impactante de este sábado fue un espontáneo que saltó al escenario durante el turno de Rita Maestre. Pero poco más.
Pablo Iglesias tomó la palabra hasta en tres ocasiones y, en la última de ellas, consiguió soliviantar al errejonismo con un discurso vacío de propuestas en el que pedía el apoyo para su equipo. "Ha sido un discurso de secretario general de parte", decían los cercanos al números dos.
Críticas que no hicieron mella en Iglesias que continuó con su frase de la semana: "Sin mi equipo, no soy nada", junto a la amenaza de que si pierde, deja la primera línea del partido y, posiblemente, también el escaño.
Buenos augurios
Algo que desde el sector pablista no creen que suceda. Se muestran convencidos de que este domingo saldrán victoriosos. Y para ello, tienen que darse dos condiciones. La primera, que ganen los documentos más importantes, el político y el organizativo, y la segunda, que superen a los errejonistas en la dirección.
Por su parte, en el bando de Errejón, tampoco se muestras desanimados. Creen que los resultados estarán igualados lo que les dará poder en la dirección de la formación. Y no se creen que si ellos ganan Iglesias vaya a tirar la toalla. "Le podrá la responsabilidad", aseguran.
Pero la calma que se ha escenificado este sábado puede saltar por los aires este mismo domingo con la publicación de los resultados y que la sangre, finalmente, sí que llegue al río.