Mariano Rajoy contempla desde Pontevedra cómo su partido se abona a las especulaciones en vísperas de su postergado congreso nacional, que se celebrará los días 10, 11 y 12 de febrero en Madrid. Es, por otro lado, algo recurrente que se desaten los rumores en época de vacaciones, cuando los entornos y las fuentes ganan protagonismo. Pero, a diferencia de las Navidades pasadas, cuando su liderazgo fue puesto en entredicho y el miedo llegó a instalarse en Moncloa, el presidente está absolutamente "tranquilo", según su equipo directo. "El problema lo tienen otros. Basta echar un vistazo al PSOE", sostienen al más alto nivel.
En estos días de fiesta, la dirección nacional ha ido desgranando sus ponencias de cara al cónclave en el que, sin rival alguno, Rajoy será reelegido presidente. Y, en paralelo, se ha vuelto a instalar el debate interno sobre algunas de las cuestiones más espinosas, y que afectan principalmente a los estatutos. Por ejemplo, la limitación de cargos o de mandatos, asuntos sobre los que Fernando Martínez-Maíllo, el encargado de que todo salga de acuerdo al mandato del presidente, ha optado por dejar todo como estaba.
"Con carácter general, no podrá desempeñarse más de un cargo territorial de presidente o secretario general en el partido, ni acumularse a este más de un cargo de representación institucional, local, autonómica o nacional", se puede leer en el texto de Génova sobre el primero de los temas que está provocando controversia de puertas para adentro. Y, una vez más, María Dolores de Cospedal, con bastantes enemigos internos, se encuentra en el centro de la diana. No hay, de hecho, Navidad, Semana Santa o verano sin que su papel sea puesto en entredicho por sectores del Gobierno y el PP, amparados por el off the récord.
Esta semana, en una entrevista en El Faro de Vigo, Rajoy quiso precisar que por él no hay ningún problema en la acumulación de cargos de la actual ministra de Defensa, también presidenta del PP de Castilla-La Mancha y número dos del partido, digan lo que digan los estatutos. "Acredita méritos más que suficientes para desempeñar con éxito cualquier tarea política, y para desempeñar más de una también", declaró, aunque rehusó aclarar si sigue confiando en ella para la secretaría general. Eso "en su momento", contestó, como ya hizo en su reciente balance del año.
Un ala del PP, con próximos a Cospedal, siempre ha mantenido que el acuerdo lleva tiempo cerrado. De hecho, el mismo día que se supo el nuevo Gobierno, este diario publicó que la ya ministra de Defensa daba por descontado que mantendría su despacho en Génova. "No os vais a librar de mí", dijo poco después a periodistas especializados en información política. "En el reparto de poderes entre Cospedal y Soraya, ella quedaría en inferioridad si pierde la secretaría general y al jefe le gusta que esté la cosa nivelada, que estén en tensión", razonaba estos días un barón territorial, que se declaraba a la expectativa. "Se hará lo que decida Rajoy" sin perder de vista "las enmiendas sobre el tema", es lo más que deslizan desde la cúpula, donde no dan por descontado que la decisión esté ya tomada. El histórico Javier Arenas también está pendiente de renovación, como vicesecretario general encargado del área local y autonómica. Es, además, secretario general del Grupo Popular en el Senado.
Maíllo quiere a Rajoy 12 años
Otra cuestión delicada es la relativa al número de mandatos. En los estatutos no aparece ninguna limitación, pese al acuerdo con Ciudadanos. Y, por escrito, se dejará bien claro que el presidente será automáticamente candidato en caso de elecciones. "Vamos a ver sí somos capaces de construir algo y luego Dios dirá", contestó Rajoy a este respecto, dejando todas las puertas abiertas. En La Razón, Maíllo no descartó que esté 12 años al frente del Ejecutivo. "Actualmente, es nuestro principal activo", razonó recientemente, en declaraciones a este diario. Y de ahí que nadie quiera hablar ahora de posibles sustitutos, aunque Alberto Núñez Feijóo y Soraya Sáenz de Santamaría líderes las quinielas internas.
"Alberto es una de las figuras más destacadas y reconocidas del PP en España. Tiene todas las cualidades para lograr cualquier objetivo que se fije", en palabras de Rajoy. Aunque en el partido todavía recuerdan que, en el Comité Ejecutivo posterior a su reciente mayoría absoluta, el presidente se afanó en poner en valor su futuro político "en Galicia". "Actualmente, no hay debate sobre el liderazgo de Rajoy, aunque la legislatura es larga y complicada", es lo más que se escucha en los pasillos de la sede nacional.
Mientras el ruido va a más, Rajoy descansa en su tierra, da largas caminatas en Ponte Arnelas y mantiene veladas con amigos y políticos de gran confianza. "Está fenomenal". Así interpreta un barón territorial próximo al líder la actual situación: "Lo que hay son rumores, especulaciones, pero se hará lo que él quiera y los cambios llegarán hasta dónde él decida. No hay más. El PP ahora es Rajoy". Y, en líneas generales, prácticamente nadie duda de que el congreso de febrero se celebrará sin sobresaltos, con un partido en relativa calma que obedecerá a un jefe al que sonríen hasta las encuestas. "Pasamos momentos muy complicados tras el 20D. Decir que no al Rey fue durísimo. Pero todo eso ya pasó".
La última opción: las enmiendas
Cabe destacar cómo Rajoy ha logrado apagar la discusión sobre una mayor democracia interna en la formación. En su propuesta de estatutos, la dirección del PP ha introducido algunos cambios para dar más voz a los militantes -se ha denominado el sistema de doble vuelta- pero los compromisarios tendrán la última palabra en los congresos. Suficiente, en principio, a ojos de Cristina Cifuentes e Isabel Bonig, que reclamaron la implantación del sistema "un militante, un voto". Ambas, por cierto, están pendientes de celebrar sus cónclaves regionales, como el resto de barones, y el aval de Génova -más en el caso de Bonig- se antoja decisivo.
Además, en la dirección nacional replican que quienes no estén de acuerdo con sus ponencias podrán presentar una enmienda en el congreso, que después será votada. Según una reciente encuesta de El Mundo, 8 de cada 10 votantes del PP pide listas abiertas y limitar a dos legislaturas el mandato de los cargos públicos. Si bien, a día de hoy, la dirección espera pocas complicaciones, aunque el combativo Íñigo Henríquez de Luna, número dos de Esperanza Aguirre, ya prepara un texto alternativo, según confirmó a este diario. A su juicio, el modelo "bueno" es el del congreso de Baleares, en el que José Ramón Bauzá no incluyó ninguna cortapisa a los militantes. Y es que, denuncia, los compromisarios están siempre controlados por los aparatos. No será la única enmienda, aunque se hará "lo que la mayoría decida", y esta está controlada por Rajoy.