Varios ministros conservan sus carteras sin apenas cambios. Es el caso de Fátima Báñez: su perfil y su valoración cada vez más alta en el Ejecutivo hizo que se especulara con que ganara poder, con un súper ministerio que abarcara más materias. Finalmente no será así: conserva, tal cual, la cartera que tenía, la de Empleo y Seguridad Social. Suya será una de las misiones clave de esta legislatura: las pensiones y las reformas que necesita el sistema.
Uno de los últimos ministros en entrar en el Ejecutivo, Íñigo Méndez de Vigo, conserva la cartera de Educación. Pero hay una novedad: se incorpora a sus misiones la portavocía, es decir, él será quien se siente en la sala de prensa de Moncloa tras el Consejo de Ministros en lugar de Soraya Sáenz de Santamaría.
También fue muy elogiada Isabel García Tejerina en los últimos meses, por su perfil técnico. Se especuló con que cambiara de misión pero finalmente conservará su cartera: seguirá siendo ministra de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente.
Los Presupuestos seguirán estando en manos de Cristóbal Montoro, aunque su gobierno pierde una pata clave, las Administraciones Públicas. Su Ministerio cambia de nombre y pasa a ser de Hacienda y Función Pública. También se queda su rival en el gabinete, Luis de Guindos, aunque se había especulado insistentemente con su salida. Se queda con la cartera de Economía y asume también Industria: será suyo el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
Rafael Catalá también conserva la cartera: Justicia, una de los ministerios más importantes y para el que se había especulado con Cospedal, seguirá siendo suya.
En cuanto a Soraya Sáenz de Santamaría, se queda pero cambia de atribuciones: gana un ministerio nuevo fundamental, el de la Vicepresidencia y para las Administraciones Territoriales. La interlocución con Cataluña será suya.