La Vanguardia se hace eco del tremendo ridículo que hizo la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en un acto impulsado por la librería Jaimes, especializada en literatura francesa con motivo de sus 75 años. Dice que todos los asistentes hablaron francés, pero el de la alcaldesa "sorprendió".
Colau "arrancó con un Je suis désolée, cuando es de suponer que quiso decir Je suis contente o Je suis ravie, y así expresar lo que le sugería su presencia allí. Luego se refirió tres veces a la Jaimes pronunciando su nombre a la inglesa, como si no hablara de librería sino de un tal James. Algunos asistentes arquearon las cejas. Otros se taparon el rostro con las manos".