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Rivera: "No comento mi vida privada, ni la de Arrimadas ni los artículos de Arcadi Espada"

El líder de Ciudadanos desdeña entrar en el cuerpo a cuerpo con el periodista, uno de los principales fundadores de la formación naranja. 

El líder de Ciudadanos desdeña entrar en el cuerpo a cuerpo con el periodista, uno de los principales fundadores de la formación naranja. 

Parafraseando a Manuel Fraga, podría decirse que Albert Rivera no admite "ni tutelas ni tutías". Ya no es ningún secreto que los intelectuales catalanes que hace una década fundaron Ciudadanos ni pinchan ni cortan en la vida interna del partido. Un cordón umbilical que el propio Rivera cortó muy pronto, rechazando en 2006 la ayuda de varios de ellos para escribir su primer discurso en el Parlament, tal y como cuentan los periodistas Iñaki Ellakuría y José María Albert de Paco en el libro "Alternativa Naranja".

Ha pasado una década y de esa ligazón ya no queda prácticamente nada. Rivera tiene en estima a su antiguo profesor de doctorado, Francesc de Carreras, el ideólogo seminal del partido naranja, pero ya no le une ningún lazo con el otro principal fundador, Arcadi Espada.

Este lunes el líder centrista despachaba en pocas palabras una pregunta sobre el artículo del periodista este domingo en El Mundo, en el que glosaba el matrimonio de la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, con el político catalanista Xavier Cima, sosteniendo la tesis de que había tenido "llamativos efectos públicos" en la actividad política de ambos contrayentes. "No comento ni mi vida privada, ni la de Inés Arrimadas, ni los artículos de Arcadi Espada, aunque sea un fundador de Ciudadanos" afirmaba desde el atril de la sede del partido en la calle Alcalá de Madrid, antes de tomar un trago de agua y pasar a la siguiente pregunta.

¿Se puede pescar en el caladero convergente?

Como la propia Arrimadas manifestó en una entrevista con Libertad Digital este verano, en Ciudadanos cunde la convicción de que se puede pelear por el electorado moderado de la antigua CIU, que se siente catalanista pero no es independentista, y al que la deriva de Artur Mas y Carles Puigdemont habría dejado huérfano.

Si la estrategia puede o no surtir efecto es objeto de discusión, sobre todo teniendo en cuenta los muy diferentes resultados de Ciudadanos en las autonómicas de septiembre de 2015, cuando fue la segunda fuerza más votada (CDC y ERC acudían juntas en Junts Pel Sí) o en las generales de diciembre y junio, donde las siglas naranjas quedaron relegadas al quinto lugar, sólo superando al PP.

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