Hoy eran minoría, pero los críticos han comenzado a moverse. "Tenemos una semana y recabaremos los apoyos". En cinco horas de reunión de la Comisión Permanente de la Ejecutiva Federal, los contrarios a Pedro Sánchez intentaron sin éxito que no se aprobara su propuesta de someter a votación el adelanto del Congreso Federal en el Comité Federal del sábado. En esa línea lo expuso la presidenta del PSOE, Micaela Navarro, a quien esta vez le tocó mojarse y no nadar entre dos aguas. Claramente en contra de este adelanto congresual, fue la más crítica, según fuentes consultadas por Libertad Digital, pero le siguieron el resto de los andaluces.
El secretario de Política Federal, Antonio Pradas, quien llegó a Ferraz exigiendo un "cambio de rumbo" tras los "resultados electorales malos sin paliativos" en Galicia y País Vasco, se marchó denunciando "la cortina de humo" de convocar un congreso para no hablar de la nueva debacle en las urnas. No fueron los únicos. Críticos como Carme Chacón también apoyaron la necesidad de "autocrítica y no poner paños calientes". Abrir "una reflexión profunda" sobre los resultados para "despertarse; no podemos seguir así". Línea defendida también por la crítica madrileña Eva Matarí. Pero ahí quedó todo. Cuando vislumbraron la imposibilidad de torcer los planes del secretario general, evitaron incluso votar en una votación que estaba perdida de antemano.
Sus caras a la salida de una reunión que se prolongó hasta pasadas las 15:30 reflejaban la intensidad del debate y la complejidad de la operación en ciernes: una moción de censura encubierta que pretenden perpetrar el sábado en el Comité Federal. Debatida la propuesta de la dirección, cuentan con una votación que creen que podría perder Pedro Sánchez. "Vamos a ver esta semana, pero en principio en el Comité Federal hay mayoría en su contra", decía otra representante de la federación andaluza que se preguntaba cómo será la cita del máximo órgano entre Congresos si el debate en el órgano de la permanente con mayoría a favor de Sánchez se extiende hasta pasadas las 5 horas.
La dirección socialista está convencida de que no habrá siquiera votación, que no hará falta porque los críticos volverán a recular ante el órdago de Ferraz. Pero la federación andaluza, con su baronesa Susana Díaz al frente, no tiene intención de no dar esta batalla. Así se vislumbró en la convocatoria anticipada de Díaz: llamamiento a filas para celebrar el jueves su Comité Regional con el objetivo de cerrar una posición unitaria de la federación andaluza. Todo bien atado.
La virulencia de la convocatoria se anticipaba en la cruenta intervención protagonizada este lunes por su número dos, Juan Cornejo. Desde Sevilla, el responsable de Organización del PSOE andaluz, dejó claro este lunes que "no es el momento de la refundación del partido sino de asumir responsabilidades". Y añadió: "Que cada uno lo interprete como quiera". Cornejo, que insinuó claramente la dimisión del secretario general, añadió que el PSOE debe cumplir con su resolución de abril de que haya "Congreso después de Gobierno" y pidió abrir una profunda reflexión sobre los resultados electorales.
La clave de este calendario es que la refundación que pretende Susana Díaz llegaría después de que, según sus planes, Sánchez pusiera el epitafio a su etapa política aceptando la abstención a un Gobierno del PP y dimitiendo después. Un escenario perfecto, pero alto improbable, para que la baronesa socialista no tuviera que asumir el coste político de defender la abstención ante la militancia socialista que tendría que elegir al secretario general en un Congreso, y que motivaría su paso al frente para refundar el PSOE sin contrincantes ni batalla interna.