La vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Rosa Valdeón, presentó al presidente de la Comunidad, Juan Vicente Herrera, su renuncia irrevocable por el incidente de tráfico en el que se vio envuelta el viernes, cuando tras golpear a un camión en la A6 fue interceptada por la Guardia Civil con el triple de la tasa de alcoholemia permitida. Según informó la Junta a través de un comunicado, la decisión de Valdeón "se basa en su deseo de que este incidente no perjudique el normal funcionamiento del Gobierno de la Comunidad". La dirección nacional del PP presionó para que tirara la toalla.
Antes de la renuncia, Valdeón compareció ante los medios para dar explicaciones. Según proclamó, no fue consciente de que había golpeado el vehículo, por lo que, según dijo , no se dio a la fuga. Cuando los agentes le dieron el alto tras la denuncia del camionero fue, según su relato, la primera sorprendida y también le sorprendió el resultado de la prueba. Según repitió, sólo había tomado "una pulguita y dos cervezas".
En su comparecencia, con gran repercusión nacional para desagrado del PP, también desveló que había tomado Alprazolam, que consume habitualmente para hacer frente al estrés y al cansancio. A dicho ansiolítico atribuye que la cantidad de alcohol en su organismo fuera tan elevada. Además, indicó que había dormido muy poco, ya que había llevado a sus hijos a Barajas de madrugada.
En todo caso, pidió "disculpas" y apuntó que tiene "un deber de ejemplaridad", pero no quiso decir en ese momento si abandonaría el cargo. Remitió a una conversación con Herrera que, finalmente, habría desembocado en su dimisión.
Malestar en Génova
En Génova siguieron con mucha atención la rueda de prensa de Valdeón, que se produjo al tiempo que Mariano Rajoy iniciaba su campaña electoral en Galicia, con un mitin en la plaza de toros de Pontevedra. Fuentes de la cúpula adelantaron a este diario que la vida política de la número dos de Herrera había acabado antes de hacerse público el comunicado de la Junta. "No pasará de esta noche", avisaron al más alto nivel, informa Pablo Montesinos.
Para la dirección, la crisis tenía que terminar lo antes posible. "No le queda más remedio que dimitir", zanjaron, tras mantener múltiples contactos con la estructura de Castilla y León durante toda la jornada. Las presiones, finalmente, surtieron efecto.