Mariano Rajoy y Albert Rivera dieron un "paso decisivo" para acabar con el bloqueo político. La sesión de investidura se celebrará el 30 de agosto, siendo la primera votación el día 31 y la segunda el 2 de septiembre. En caso de terceras elecciones, los españoles serán convocados a las urnas el día de Navidad. "A una investidura no se puede ir cuando uno tiene la certeza absoluta de que no puede ser investido; por eso, ahora voy", declaró el presidente en funciones tras el fructífero encuentro con su homólogo de Ciudadanos.
El líder del PP no ofreció resistencia ante Rivera, y de golpe y sopetón quedaron resueltas todas las dudas surgidas tras el Comité Ejecutivo de los populares, en el que rehusó abordar las condiciones impuestas por su interlocutor y no dio la fecha de investidura. Poco más de 24 horas después, todo cambió, y la alianza entre ambas formaciones salió fortalecida, aunque partiendo de la base de que la abstención del PSOE sigue siendo fundamental para esquivar las terceras elecciones.
El anuncio de la fecha de investidura correspondió a Ana Pastor, la presidenta del Congreso, que antes dio cumplida cuenta al jefe del Estado. Su escueta comparecencia, que se celebró en el Escritorio de la Cámara pocas horas después del encuentro entre Rajoy y Rivera, fue un mero formalismo, toda vez fue el presidente en funciones el que tomó la decisión tras estudiar los distintos escenarios y darse "margen de negociación".
Rajoy quiere hablar con Sánchez
Ahora, todo pasa por el Partido Socialista, en palabras del propio Rajoy. El martes por la noche, su equipo intentó sin éxito concertar una comunicación con Pedro Sánchez, pero Ferraz se negó ya el miércoles por la mañana con el argumento de que antes debía haber una fecha de investidura encima de la mesa. Este jueves, tras verse con Rivera y solucionado ese escollo, el presidente en funciones insistió: "Voy a intentar hablar con el señor Sánchez y, para ser exitoso en mi pretensión, lo mejor que puedo hacer es dejar las cosas en este punto exacto en el que las estoy dejando". Tal y como publicó este diario, el enfado en Moncloa fue enorme.
El objetivo de Rajoy es que Sánchez le diga claramente su hoja de ruta. "Le pediré su colaboración o que plantee una alternativa", dijo. Antes, María Dolores de Cospedal dio alas a la posibilidad de que el secretario general de los socialistas intente un acuerdo con Podemos y las formaciones independentistas. Si no ocurriera ni lo uno ni lo otro, prosiguió el presidente en funciones, "tendríamos que ir a elecciones y los que bloquean tendrían mucha más culpa". Unos comicios que, tal y como apuntó Pastor, se celebrarían el 25 de diciembre.
"El cabreo de la opinión pública con quien considere responsable de unas elecciones el día de Navidad será cósmico", interpretó un veterano parlamentario conocida la fecha. Cospedal y otros portavoces del PP apuntaron de antemano al PSOE para meter presión: "Hay que saber si su bloqueo nos lleva a otras elecciones", subrayó la número dos del PP. En todo caso, incluso en Génova, hubo quién consideró "muy difícil" que Sánchez gire antes de las elecciones vascas y gallegas, que se celebrarán el 25 de septiembre. Esto es, no se descarta para después un segundo intento en las Cortes.
El pacto de investidura
En paralelo, Rivera también logró que Rajoy asumiera la "literalidad" de su proyecto de regeneración. Como viene siendo habitual, fue el primero en comparecer tras la reunión, y también el que avanzó los grandes titulares. Así las cosas, informó de que serán Rafael Hernando y Juan Carlos Girauta los encargados de firmar este mismo viernes el acuerdo anticorrupción, que incluye medidas como la reforma electoral, la supresión de aforados o la apertura sobre el caso Bárcenas -extremo sobre el que el presidente en funciones rehusó contestar en varias ocasiones-.
Rivera pidió al PSOE que se sume a ese pacto de mínimos, que coincide sustancialmente con el acuerdo que firmaron a principio de años socialistas y centristas. "Que lo que firmaron hace cinco meses siga siendo bueno ahora, en cuanto a contenidos", fueron sus palabras, aunque reconoció que no está hablando con Sánchez. En concreto, puso el foco en las dos medidas que necesitan mayorías superiores a los 169 escaños que suman PP y Ciudadanos. "Hacen falta los 137 escaños del PP, los 32 de Ciudadanos y algunos más. Por eso queremos atar, por decirlo de alguna manera, esos escaños, para que siempre tengamos una posición amplia en la cámara", destacó sobre los aforados y la ley electoral.
Este viernes, también se conocerán los integrantes de los equipos negociadores que, como adelantó Rajoy el miércoles, tendrán como fin sellar un acuerdo de investidura. Y no se irá a más, según se encargó de remachar Rivera, que contestó con un "no" rotundo al ser preguntado por la posibilidad de formar parte de un Ejecutivo del PP. La fórmula, se reafirmó, será parecida a la usada con Cristina Cifuentes en Madrid y con Susana Díaz en Andalucía.
El presidente en funciones no quiso avanzar quienes le representarán en el mano a mano con Ciudadanos, pero justo después del despacho con Rivera se fue a comer con Cospedal, Rafael Hernando y Pablo Casado a un restaurante próximo a la Cámara Baja. La presencia de la secretaria general de los populares en las negociaciones ha sido una constante. "El jefe está muy tranquilo, como siempre", deslizó alguien que estuvo en ese almuerzo. Misma percepción sacaron los integrantes del Comité de Dirección -incluidos los tres citados- solo un día antes cuando también compartieron con él mantel y larga sobremesa. "Muy tranquilo".