Ciudadanos, de momento, se mantiene en la abstención en segunda vuelta para una investidura de Mariano Rajoy como paso máximo a dar para que comience la legislatura. Este mismo martes, José Manuel Villegas lo recalcaba en Es la Tarde de Dieter y ponía "las dos manos en el fuego" porque la decisión de abstenerse no cambiará de aquí a la investidura.
Albert Rivera confía en una abstención del PSOE, a cuya responsabilidad apela constantemente, como ha hecho de nuevo este martes tras la sesión inaugural en el Congreso. "Una vez puesta en marcha la legislatura, ya no tienen excusas, ni el PP ni el PSOE, para seguir bloqueando el país", arguyó Rivera.
A partir de ahí, los centristas han insistido siempre en la necesidad de que el próximo Ejecutivo se dote de "nuevos equipos". En principio, Rivera señalaba a Rajoy entre los que tendrían que tomar el camino de salida, algo prácticamente imposible a día de hoy.
Más factible parece que dejen de ser ministros otros de los señalados por Ciudadanos, particularmente el titular del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz. Si bien, durante la campaña, y coincidiendo con el escándalo de las escuchas que afectaba al ministro del Interior, Rivera metió en el mismo paquete a Cristobal Montoro por su filtración selectiva de datos de la Hacienda Pública.
Por lo demás, no es ningún secreto la buena sintonía que hay en las filas naranja con Pablo Casado -quien este martes acudía a saludar efusivamente al propio Rivera y al portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta- y con Cristina Cifuentes, a cuyo Gobierno en Madrid apoya Ciudadanos, pero que, además, tiene una relación de amistad desde hace años con Rivera.