El PSOE ha cerrado filas este sábado en torno al 'no' que darán sus diputados a la investidura del líder del PP, Mariano Rajoy, como ha garantizado que harán el secretario general, Pedro Sánchez. Así se desprende de las intervenciones que han tenido los principales dirigentes en el Comité Federal, en el que, eso sí, han vuelto a quedar patentes sus diferencias sobre la posibilidad de un cambio de criterio para evitar unas terceras elecciones.
En su discurso inicial, el líder del partido ha dejado claro su rechazo a facilitar el gobierno del PP y, además, ha cerrado la puerta a intentar conformar una alternativa si Rajoy fracasa, ya que ha subrayado que el PSOE está y estará en la oposición.
De esta manera, Sánchez ha zanjado el debate abierto esta semana por la presidenta de Baleares, Francina Armengol, quien defendió que el PSOE debía tratar de formar una mayoría si el PP no lo lograba. La también líder de los socialistas baleares ha vuelto a defender su tesis ante sus compañeros y ha criticado además que se rechace un pacto con Podemos cuando en muchos territorios el PSOE gobierna con ellos.
En este cónclave, Armengol ha vuelto a recibir el apoyo que esta semana ya verbalizó el secretario general del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca, al que se ha sumado también su homóloga en Cantabria, Rosa Eva Díaz Tezanos, y los representantes de la Izquierda Socialista.
Y se ha mantenido la oposición a esta posibilidad por quienes ya así lo habían dicho en los últimos días. Así lo ha hecho la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, que ha avisado de que estos debates "pueden convertirse en una pesadilla". De la misma manera, el presidente asturiano, Javier Fernández, ha defendido que el partido no está para "aventuras".
De la misma manera, se han vuelto a poner encima de la mesa las discrepancias sobre las posibilidades de un cambio de criterio sobre el rechazo a Rajoy, que no se va a poner negro sobre blanco en este cónclave. El Comité Federal ha finalizado sin una resolución política que fije por escrito esta posición, al contrario que lo que ocurrió el pasado 28 de diciembre, después del 20D.
Así, y mientras Armengol y Tudanca se han mantenido en el no definitivo, los presidentes autonómicos que esta semana dejaban la puerta abierta a una abstención en último término, y si el PP llega a su investidura con un acuerdo con otros partidos, han reafirmado su posición.
Esta posibilidad ya fue adelantada ayer por los presidentes de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. El extremeño dijo que, para ayudar al PP a "resolver problemas", primero Rajoy tiene que ser "activo y no diletante", mientras que el castellano-manchego apuntó que el PSOE podría analizar su posición "con otro sosiego y con otro concepto" si el líder del PP acude a su investidura con el apoyo de otros partidos, aunque no ve movimientos entre los 'populares' que les lleven a "cambiar su criterio".
Este sábado, el presidente de Extremadura ha vuelto a defender que no se puede "descartar nada" y en su intervención a puerta cerrada ante sus compañeros ha apelado a la responsabilidad para evitar unas terceras elecciones.
Esta posibilidad de tener que volver a las urnas ha sido rechazada también por la presidenta de los andaluces, que ha apuntado que sería "una catástrofe". Díaz se ha mantenido también en el no a Rajoy y ha recalcado que los socialistas no son "muleta ni soporte de nadie", pero ha añadido: "Sólo de los intereses de España seremos muleta y soporte".
Así las cosas, y con el convencimiento de que nadie en el partido quiere volver a pasar a las urnas, muchos dirigentes se han ido este sábado de Ferraz con la sensación de que puede haber un nuevo Comité Federal, si fracasa la primera sesión de investidura de Rajoy, para replantearse la postura ante ese nuevo escenario.
La presidenta de Andalucía ha recalcado que esa decisión le correspondería al secretario general, pero ha comprometido su "lealtad": "Nos vamos a corresponsabilizarde esta situación y de la decisión que tiene que tomar igual que lo hicimos en la campaña", ha dicho.
Al margen de esto, muchas de las casi 50 intervenciones que ha habido en el Comité Federal han hecho un discurso crítico con el resultado electoral obtenido, recordando que el PSOE desde 2011 ha caído a la mitad de su representación parlamentaria: de 169 diputados a 85.
Entre quienes han hecho esta lectura ha estado el que fuera rival de Sánchez por la secretaría general del partido, Eduardo Madina, quien ha aportado datos para ilustrar este descenso y ha subrayado que el pasado 26 de junio el PSOE sólo ganó en tres provincias andaluzas.
Además, el ahora diputado por Madrid ha lamentado que al PSOE le ha faltado acompañamiento social y ha recalcado que Sánchez se presentó al Congreso prometiendo que iba a recuperar para los socialistas el terreno perdido y sin embargo ha continuado el descenso.
También ha hecho un discurso muy duro el presidente de Aragón, Javier Lambán, que ha echado en falta más autocrítica del partido ante los resultados y ha avisado de que no se puede buscar "responsabilidades externas" ante este retroceso.
Incluso ha llegado a recordar que tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Alfredo Pérez Rubalcaba dimitieron después de perder las elecciones autonómicas de 2011, en el caso del expresidente, y las europeas de 2014, el exministro del Interior.
El presidente de Asturias también ha subrayado que la brecha que les separa del PP se ha abierto y en este momento "tiene una dimensión alarmante". Por eso, ha defendido que los socialistas se tienen que replantear esta situación.
Con todo, y por lo que se refiere a la situación actual, Fernández ha coincidido con sus compañeros en que la presión ahora la tiene que tener Mariano Rajoy, a quien, de hecho, le ha recomendado que vaya "aprendiendo idiomas", como hizo en los 90 José María Aznar, que acabó "hablando catalán en la intimidad", al pactar con los nacionalistas catalanes.
En el PSOE es unánime la sensación de que la pelota está ahora en el tejado del PP y debe ser Rajoy el que coja las riendas de la situación y comience a tratar de forjar acuerdos que le permitan seguir en La Moncloa.
En el capítulo de críticas, también ha habido voces contra la irrupción del debate de esta semana sobre las posibilidades de formar un gobierno alternativo. Una exdirigente ha apuntado que este coro de voces "concertadas" desde algunos territorios tenía que tener el visto bueno de la dirección federal.
En su respuesta para cerrar el cónclave, que ha durado seis horas, Sánchez ha agradecido las "aportaciones y críticas constructivas" de sus compañeros y, tras insistir en su "insatisfacción" por el resultado electoral, ha reiterado que está convencido de que el PSOE tiene "la capacidad de liderar la oposición para volver a gobernar el país".
Asimismo, ha reiterado que el PSOE no puede apoyar a Rajoy "por coherencia" y ha insistido en que lo que los españoles han dicho en las urnas es que tiene que ser la alternativa a Rajoy.
Sánchez ha garantizado además que va a defender la autonomía del proyecto socialista frente al PP y ha apuntado que si hoy no hay un gobierno del PSOE en España es precisamente porque defendió la autonomía de su proyecto "frente a planteamientos" de otros partidos, como el de Podemos, que defendían posturas territoriales enfrentadas y la celebración de un referéndum para Cataluña.