Llevan semanas hablando de ese descontento que se registra en los estudios cualitativos realizados en Ferraz. Grupos de discusión entre votantes progresistas de amplio espectro, con especial atención en los abstencionistas que revelan que un 30% del electorado tradicional de IU dice que "está dudando sobre su voto" debido al malestar que habría generado en el tradicional partido comunista la alianza con Pablo Iglesias.
Explican en Ferraz que el líder de la formación morada "sale muy mal parado", que "abrumadoramente" se ha ganado "fama de prepotencia y soberbia" y que despierta reticencias entre los votantes de IU que "siempre han formado parte de la izquierda del establishment".
Ahí radica el eje de la nueva estrategia: arañar votos del antiguo Partido Comunista. Un nuevo argumentario que consiste en defender la "historia coherente" de la formación heredera de Santiago Carrillo y criticar a Iglesias por "manosear y frivolizar con el comunismo como ha hecho con la socialdemocracia". Palabras de Pedro Sánchez en el mitin de Fuenlabrada en Madrid donde ha pedido a Iglesias, "a aquel que califica el comunismo como un mal de juventud, que tenga un poquito de respeto al partido comunista de España porque gracias al partido comunista de España en España hay democracia".
Un mensaje al que sumaba su apelación al voto socialista, pero ésta vez, abriendo el abanico del público a quien se dirige el PSOE: "Les pido a los votantes progresista a que vayan a las urnas para dar una lección; a los decepcionados con Iglesias y su intransigencia, porque confiaron en que iba a dar su voto al cambio, que no tropiecen dos veces en la misma piedra y apuesten por el cambio y el voto al partido socialista obrero español".
Palabras que se completan con los pronósticos que se escuchan en privado en los círculos socialistas. Fuentes del PSOE-M hablan de una división de este votante de IU en tres: "Un tercio se irá a la abstención; otro, votará a Unidos-Podemos; y el tercero, al PSOE". Augurios en los que también se incluyen las esperanzas de los socialistas con conexiones y amistades entre el antiguo comunismo: "Cayo Lara dice que no sabe qué va a votar, Gaspar Llamazares va a votar al PSOE y veremos qué hace Manuela Carmena".
Su objetivo es el votante "moderado" de IU. Un nuevo caladero de voto a la izquierda, en lugar de virar al centro y disputarle el espacio a Ciudadanos, que no persigue tanto pescar más votos como conseguir desmovilizar a la tropa comunista apelando a su corazón, a su esencia. Una estrategia parecida a la de Iglesias defendiendo a al expresidente Zapatero, pero que en esta ocasión sostienen los datos que desde hace semanas observan en Ferraz, 70.