Juan Manuel de Prada vincula hoy en su artículo de ABC la pornografía con la pederastia. Igual que aquella teoría según la cual fumarse un porro conducía irremediablemente a la heroína, Prada defiende que el que consume pornografía acabará inevitablemente siendo un pederasta.
Según su razonamiento, "en nuestra época abundan los degenerados sexuales porque padecemos una invasión de sensualismo y pornografía accesible a golpe de tecla o de pantalla táctil (…) Pero esta invasión de sensualismo y pornografía no es una conquista de a libertad humana, sino una forma atroz de sumisión a los instintos más esclavizantes".
Y es que en opinión del columnista, "la sexualidad humana e como el agua: benéfica cuando se encauza; destructiva cuando los cauces se desbordan y se rompen los diques. Una sexualidad sometida a constantes estímulos morbosos destruye nuestra humanidad y nos convierte en esclavos de nuestros instintos". Y así, "el consumidor de pornografía convencional acabará consumiendo pornografía alternativa, hasta que lega el día en que desea también consumir pornografía en la que aparezcan niños".
"Cuando la sexualidad se desembrida se convierte en una pasión putrescente, ansiosa de consumir nuevas perversidades; y no debe extrañarnos que, después de probar todos los sabores, quiera hincarle el diente a la fruta prohibida de la infancia. La pornografía infantil no es expresión, como se pretende, de una perturbación que aflige a cuatro monstruos; es fruto del clima moral creado por una ideología criminal que ha impuesto el naturalismo instintivo como forma de plenitud humana y que considera que el acceso libre a la pornografía es una de las grandes conquistas humanas".
Prada sólo ve una solución para combatir la pederastia. Poniendo "frenos morales efectivos e impidiendo el acceso a la pornografía".