El expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha interpuesto este viernes la anunciada denuncia por revelación de datos tributarios ante la Fiscalía General del Estado. Después de que el pasado lunes se decidiera a responder a las informaciones sobre sus supuestos problemas con Hacienda y su reunión con Montoro, Aznar ha concretado este viernes el contenido de la denuncia, que considera que las filtraciones constituyen delitos de infidelidad en la custodia de documentos y violación de secretos, y de descubrimiento y revelación de secretos.
Aznar, que reitera que todo está en orden con Hacienda y que las informaciones se refieren a "diferencias de criterio en la forma de tributación" ya solventadas en los ejercicios de 2009 y 2010, subraya que los datos en poder de la Agencia Tributaria son confidenciales y no pueden ser difundidos. Amparándose en la Ley General Tributaria, señala que "los datos publicados han debido ser filtrados o cedidos por aquellos que los conocían y que tenían el deber de mantenerlos en sigilo".
"Acreditado el hecho de la filtración y posterior divulgación, tales conductas han de ser investigadas, no solo por la gravedad que supone en este concreto supuesto con el consiguiente daño producido a mi mandante, sino, objetivándola, por la inseguridad jurídica que genera en la sociedad", subraya.
En el comunicado, el ex presidente destaca que está haciendo valer el derecho de confidencialidad que asiste a todo ciudadano y contribuyente en relación a sus datos tributarios. Además, Aznar vuelve a enfatizar que se reserva el derecho de adoptar acciones legales respecto a las descalificaciones y comentarios recibidos estos días tras la difusión de la noticia.
Las fricciones con el PP
La decisión de actuar de Aznar se produjo después de que esperara, sin éxito, explicaciones por parte del Ejecutivo y que el PP defendiera su honorabilidad. Sin embargo, tal y como preveía, nadie dio la cara por él, constatándose la enorme distancia con el partido del que aún es presidente de honor, informa Pablo Montesinos.
Sin ir más lejos, esa ruptura se pudo comprobar el pasado jueves, cuando Mariano Rajoy ofreció una rueda de prensa tras su entrevista con Carles Puigdemont en Moncloa. Al jefe del Ejecutivo le preguntaron si compartía la petición de Esperanza Aguirre de que Cristóbal Montoro dimita por la filtración de datos confidenciales. En su respuesta, Rajoy salió en defensa del titular de Hacienda, pero ni tan siquiera mencionó a Aznar. Las fuentes consultadas admiten desde hace tiempo que la relación entre ambos está completamente rota.