Cuando el diablo se aburre, como es fama, mata moscas con el rabo. De la misma manera, cuando una legislatura no echa a andar -salvo en plenos que debaten proposiciones no de Ley, como el de este martes- y las negociaciones se aproximan a un callejón sin salida, con el reloj además en contra, los movimientos en los partidos políticos se asemejan más a una serie de enredo que a otra cosa. Así ha ocurrido en Ciudadanos después del bandazo estratégico que ha llevado a Albert Rivera a renegar de, al menos, tres de sus máximas: la de no sumar con Podemos, la de no negociar a cambio de sillas y la que derrumba toda una doctrina reiterada una y otra vez contra los gobiernos de coalición, algo para lo que solía recordar "el desastre" de los tripartitos en su tierra, Cataluña.
En una reunión con sus más próximos, a espaldas de la Ejecutiva del partido centrista reunida horas antes, Rivera decidía a última hora del lunes la petición que trasladarían a Pablo Iglesias en la reunión a tres, también con el PSOE, que tendrá lugar este jueves por la tarde. Al líder de Podemos se le pedirá un "sí" a una investidura de Pedro Sánchez para que gobierne en coalición con Ciudadanos, lo que es tanto como decir para que tenga un vicepresidente llamado Rivera y varios ministros centristas. Nada nuevo, en realidad, pues nunca se ha descartado del todo esa posibilidad, pero que ha provocado revuelo interno en boca del portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, quien se limitaba a subrayar en la habitual rueda de prensa tras la junta de portavoces, en línea con la estrategia del partido, la necesidad de un Gobierno de coalición para afianzar la estabilidad del mismo y a dejar claro que, de momento, no se ha tratado esa cuestión en las negociaciones con los socialistas. "No puedo concretar, porque todavía no hemos pensado en ello, qué ministerios quiere Ciudadanos en ese Gobierno, si ese Gobierno fuera posible. Le garantizo que no pertenece a este momento, no ha pasado por nuestra cabeza esa parte. Lo que sí ha pasado por nuestra cabeza es que un Gobierno monocolor del PSOE sería demasiado débil para tirar adelante, como Gobierno, el acuerdo de reforma".
Una voladura controlada
Ciudadanos, por tanto, aspira ahora a sumar con el "sí" de Podemos que, de manera insólita, dejaría en la oposición a los de Pablo Iglesias. Algo que se puede entender como una voladura controlada del acuerdo que liga a la formación naranja al PSOE y que, constatado el fracaso de la investidura de Sánchez, parece en vía muerta.
El propio Rivera ha sido consciente de hasta dónde había llegado el río cuando le ha tenido que explicar en el hemiciclo a alguno de sus diputados la diferencia entre "entrar en el Gobierno" y "pedir ministerios". Si nos atenemos a lo que dicen fuentes del partido, la cuestión se explicaría así: "No descartamos entrar en un Gobierno pero ni se ha hablado, ni negociado ni es un objetivo político de Ciudadanos. Hay suposiciones e hipótesis de política ficción, pero la realidad es que eso no está encima de la mesa". Un enunciado que trata de apagar un fuego, pero que deja un interrogante abierto: si Ciudadanos aboga por un Gobierno en coalición, y le pide el "sí" para ello a Pablo Iglesias, parece difícil explicar que no sea un "objetivo político" entrar en ese eventual Ejecutivo.