La cita es el Jueves Santo en Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad de Cataluña. Allí, en uno de sus barrios más populares, el de Sant Feliu, se encontrarán ciudadanos y exlegionarios para reivindicar la libertad religiosa y que no se impida la participación de los veteranos de la Legión en las procesiones de Semana Santa. La alcaldesa socialista, Núria Marín, está más enojadada que Ada Colau con el Ejército y pretende evitar como sea el acto reivindicativo hasta el punto de que ha llamado al nuevo arzobispo de Barcelona, Juan José Omella para que tome cartas en el asunto.
Núria Marín echa fuego contra el sacerdote Custodio Ballester, párroco de la Inmaculada Concepción de Sant Feliu y a quien acusa de organizar procesiones de Semana Santa con legionarios. El año pasado instó al entonces arzobispo Martínez Sistach a que actuara contra el cura porque el Viernes Santo había dirigido una procesión en la que participaron los veteranos de la Legión con sus uniformes y el Cristo de la Buena Muerte. A la alcaldesa y a las izquierdas del Hospitalet les pareció un acto intolerable y enviaron a Sistach un duro alegato contra el cura Ballester para que fuera relevado de sus funciones en la parroquia. El pleno municipal votó sobre la cuestión y el resultado fue el pulgar hacia abajo contra el sacerdote. Sin embargo, el cura Custodio Ballester se mantiene de momento en sus funciones y al servicio de los fieles de la popular barriada.
Pero Núria Marín no está dispuesta a que siga así por mucho tiempo y ha aprovechado que la Hermandad de Antiguos Legionarios volverá a desfilar en Semana Santa por la ciudad para arremeter de nuevo contra el sacerdote, por la directa y con un inopinado telefonazo a Omella para participarle sus negativas impresiones sobre el cura, entre cuyos defectos se encuentra el de haber hecho la mili. Semejante osadía lo convierte a ojos de la izquierda en un exmilitar y de ahí, en teoría, su supuesta inclinación a no excluir a los legionarios retirados de las procesiones. Según Marín, Ballester es culpable por activa y por pasiva de que en Cataluña aún haya procesiones con el Santísimo Cristo de la Buena Muerte.
Los cargos del año pasado se suman a la manifestación, que no procesión, convocada por la plataforma ciudadana +libres.org para el próximo Jueves Santo en Hospitalet, jornada laboral en Cataluña, y en la que participarán los legionarios, aunque no se sabe aún si ataviados con su uniforme o de paisano. Tampoco está claro si volverán a participar en la procesión del Viernes Santo, aunque la Hermandad ha anunciado su presencia tanto en Hospitalet como en la localidad de Pallafols, en la comarca del Maresme.
La alcaldesa del Hospitalet, a imitación de Ada Colau, sostiene una particular cruzada contra la Iglesia y contra la Legión que unifica en la figura del cura Custodio Ballester. Aún no valora Núria Marín la expropiación y derribo de ningún templo católico, pero se ha revelado como una aventajada émula de su colega Colau. El argumento que hizo servir frente al arzobispo es que en las procesiones de Ballester se mezcla la religión con las armas. Se desconoce la posición de Omella. Su antecesor, de notorias inclinaciones nacionalistas y nada sospechoso de simpatías por la milicia, archivó la queja y no se prestó al "exilio" que pedía Marín para Ballester. En la pasada Semana Santa, Colau todavía no gobernaba en Barcelona y ni los militares ni los curas eran objeto de críticas, denuncias y amenazas generalizadas, Ballester al margen.