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Convergencia se revuelve contra la CUP y se prepara para nuevas elecciones

Pretende recuperar el voto moderado en las generales y empieza a dar por perdida la batalla de la investidura de Mas.

Pretende recuperar el voto moderado en las generales y empieza a dar por perdida la batalla de la investidura de Mas.
Artur Mas durante un mitin de campaña el pasado jueves | EFE
El entorno de Artur Mas, presidente en funciones de la Generalidad, empieza a calibrar la repetición de las elecciones autonómicas en marzo como el escenario más plausible de la política catalana. La presión ha cambiado de bando. Si hasta hace unos días los medios nacionalistas acosaban a los diputados de la CUP para que no detuvieran el proceso separatista con su no a Mas; ahora es éste quien debe aguantar el chorreo de mensajes, privados y públicos, a favor de cerrar el lamentable capítulo de la negociación con la CUP y dar un volantazo estratégico.

Miquel Roca, abogado de la infanta Cristina y referente nacionalista, le animaba este mismo martes en un artículo publicado en La Vanguardia: "Muy a menudo los posibles socios hacen imposible el proyecto. Estamos en plena campaña electoral. Ahora hay que dirigirse a todos los ciudadanos para ganar su confianza; no sólo a unos cuantos para generar la desconfianza de los demás, que son muchos más. ¡No vale la pena!".

La consigna es evidente y Francesc Homs, el candidato de la marca convergente, "Democràcia i Llibertat", en las generales ha comenzado a repartir mamporros a la CUP con la misma saña con la que arremetía contra el Estado en sus tiempos de portavoz del gobierno regional. En "modo" candidato, Homs ha llegado a declarar que si "las ideas de la CUP fueran mayoritarias en Cataluña seríamos pobres y pelados y como en otras partes del mundo". También les ha reprochado su apoyo al chavismo y se ha llegado a cuestionar si de verdad son independentistas.

Según Homs, "hemos perdido dos meses, pero no por culpa de ninguna fuerza política española, sino por la CUP". Los ataques llegan al punto de responsabilizar a la formación antisistema de no poder aplicar el plan de ruta votado el 9 de noviembre pasado en el Parlamento catalán. "La resolución no la ha suspendido el TC, sino la CUP, que la vota pero luego no vota para poder constituir un Govern que la ponga en práctica", declara en todas sus intervenciones electorales Homs.


Ciudadanos puede dinamitar el proceso el 20-D

En teoría, a Mas no le importa esperar hasta el 27 de diciembre, fecha prevista para la asamblea tal vez definitiva de la CUP. Tiene tiempo hasta el 10 de enero para ser investido, el mismo que para firmar el decreto de nuevas elecciones autonómicas. Las previsiones electorales de "Democràcia i Llibertat" son malas, pero no mucho peores que las de ERC, cuyo candidato, Gabriel Rufián (una imposición de Junqueras para conseguir votos de castellanoparlantes), no despierta interés en las bases de ERC, ni confianza en sus dirigentes, ni el menor impacto en su supuesto ámbito de influencia, el independentismo en español. La marca de Podemos, esta vez con el apoyo de la alcaldesa Colau, a diferencia de lo que ocurrió en las autonómicas, y Ciudadanos son los partidos que se disputan la hegemonía electoral catalana en las generales. Un triunfo del partido de Rivera en Cataluña pondría en serios aprietos el proceso separatista.


Los resultados del 20-D abrirán un nuevo escenario para CDC, ERC y la CUP, un marco diferente que determinará la decisión final de Mas, quien ya ha aclarado que en el caso de convocar elecciones volverá a presentarse.

Se abriría una nueva etapa en la política catalana, un cambio de planes y de hoja de ruta, una nueva expedición a Ítaca partiendo de cero. Sea cual sea el resultado del próximo envite electoral, cada vez más dirigentes de Convergencia consideran que la repetición de las elecciones es la única solución posible ante las inaceptables condiciones de la CUP, la falta de apoyo real de ERC y el bloqueo del proceso.

A todo ello se suma el hecho de que a cada gesto conciliador de la CUP se suma un desplante, una crítica o un reproche de la misma CUP. Los diputados Anna Gabriel, Jordi Garganté, Benet Salellas, Josep Manel Busqueta, Eulàlia Reguant, así como otros miembros de la "dirección nacional" se han mostrado en contra de la disposición de David Fernàndez de facilitar dos tránsfugas a Mas. La influencia de Fernàndez, alegan, es como la de cualquier otro militante y el futuro del president lo decidirán los militantes.

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