A media mañana convocaba de urgencia Oriol Junqueras un comité extraordinario de su partido. Comenzó a las cuatro de la tarde y concluyó tres horas después. Lo inopinado del acto y su larga duración generaron una gran expectación mediática. En CDC dan por agotadas las negociaciones con la CUP y en la CUP están pendientes de su asamblea del 29 de noviembre. El proceso se encuentra en un punto muerto y con una crisis galopante en el partido de Mas entre quienes piden el adelanto electoral y quienes se aferran al clavo ardiendo de un giro escénico de los diputados antisistema. "Sólo necesitamos dos votos" se animan entre ellos.
En este escenario, Junqueras guardaba silencio y enviaba a sus peones a lanzar pedradas a Convergencia y flores a la CUP. La sección para castellanohablantes de ERC, Súmate, se ha desmarcado además de la manifestación de la ANC y Òmnium, controladas por Mas, para exigir a la CUP que invista al presidente regional en funciones. Joan Tardà añadía más leña al fuego al criticar que Francesc Homs admitiera por primera vez la nula viabilidad del proceso separatista con sólo el 47% de los votos, el 35'6% del censo frente al 64,4%. La consigna es que la mayoría de 72 escaños sobre 135 de las dos fuerzas separatistas equivale a un "mandato democrático" para desconectar de España y proclamar la república independiente catalana.
Partidarios en ERC de dejar caer a Mas
En medio de un alboroto silenciado por las noticias de París, Junqueras ha mantenido encerrados a los miembros de su ejecutiva durante tres horas en las que se han escuchado intervenciones de todo tipo, muchas de ellas favorables a dejar caer a Mas. Sin embargo y de momento, el criterio es el de mantener la apariencia de calma e instar a las partes a "ampliar el contenido de sus propuestas para llegar a un acuerdo". Junqueras se ofrece de mediador, de juez de paz y afirma que "en ERC trabajamos y ayudamos para que haya un acuerdo pronto y estoy convencido de que estamos más cerca del pacto que de unas nuevas elecciones".
¿Nuevas elecciones?: "Un fraude"
Ese escenario electoral "sería un fraude para los ciudadanos que nos dieron una mayoría de 72 escaños", según Junqueras. De cara a la galería, Mas se mantiene como candidato. El presidente en funciones llevaba días pidiendo un gesto de Junqueras, un detalle, unas palabras de ánimo o de comprensión, que ERC participara de la presión a la CUP. No lo ha conseguido. Bajo el apoyo formal a Mas, el líder republicano se niega a formar parte del coro de quienes tratan de responsabilizar a la CUP del colapso del proceso separatista en caso de que las negociaciones no prosperen. Todo lo más que puede obtener Mas de Junqueras es una cierta equidistancia no exenta de guiños a los electores de la CUP, partido que no se presenta fuera de los "Països Catalans" y del que ERC espera captar su voto en las generales.