El foco de captación es internet, asegura Trapero, y el perfil de los aspirantes a asesinos tiene más que ver con la propaganda islamista en las redes que con las doctrinas salafistas. En declaraciones a la radio de La Vanguardia, Rac 1, el comisario jefe se ciñó a las estrictas instrucciones del ejecutivo regional de evitar la "islamofobia". De tal forma llegó a afirmar: "Hace un año había unas sesenta mezquitas de orientación salafista. Actualmente hay unas ochenta. El salafismo es la orientación más extrema del Islam. Ahora bien, lo que no hacen en ningún caso es justificar la violencia entendida como la producción de atentados. Salafismo no es yihadismo. No justifico esta tendencia porque son duros en otros ámbitos".
Una célula del EI que estuvo operativa
Trapero se basa en que de las treinta detenciones registradas este año en Cataluña "ninguna procede de la radicalización en un entorno salafista". E insiste: "Se radicalizan a través de internet, pero en las mezquitas no", dado que, a su juicio, internet facilita el anonimato. Respecto a las detenciones, cabe recordar que la mayor operación se produjo el pasado 8 de abril, cuando más de 360 mossos a las órdenes de la Audiencia Nacional detuvieron a once personas en Tarrasa, Sabadell y otras localidades cercanas a Barcelona. Ese mismo día, el entonces consejero de Interior catalán, Ramon Espadaler, afirmó que la célula no sólo captaba, radicalizaba y enviaba jóvenes a Siria e Irak sino que "se habían constituido en célula operativa con voluntad contrastada de actuar en Cataluña". Tal era el peligro que, afirmó el consejero, se había adelantado la operación ante el elevado riesgo de que los terroristas pasaran a la acción.
Conversos españoles
En su comparecencia, al consejero se le escapó que a diferencia de las operaciones en el entorno de las mezquitas o en las redes sociales, esa célula en cuestión captaba a sus víctimas a través de conversaciones privadas. Seis eran conversos, cinco españoles y un paraguayo. Los otros cinco, de nacionalidad marroquí. El cabecilla era un español de 40 años convertido al Islam hace dos. Regentaba una peluquería en Sabadell. Pocas semanas después de la operación, la consejería de Interior acusó a la Policía Nacional de haber estado a punto de frustrar la acción al delatar supuestamente a un agente de los Mossos infiltrado en la célula. La denuncia quedó en nada y en medio de un ambiente político marcado por la agenda electoral y el proceso separatista.
A finales de abril, la Policía había detenido en toda España a 44 personas acusadas de formar parte de redes yihadistas. 27 de ellas en Cataluña, una zona de fuerte penetración islamista. De nuevo el jefe de los Mossos, Trapero, ha destacado que les consta la presencia de 33 terroristas en Siria procedentes de Cataluña.
Vigilancia en las aulas
Si las mezquitas no parecen preocupar a las autoridades catalanas, los colegios e institutos son otra cuestión. El actual consejero de Interior en funciones, Jordi Jané, ha anunciado un "protocolo" para que los profesores detecten el riesgo de radicalización de los adolescentes y adviertan a los Mossos. Es ahí, según la versión de Jané, donde más riesgo hay de radicalización y captación de futuros terroristas, en los centros de los barrios y zonas donde la población musulmana es mayoritaria.